Los Potter son de Marte y los Malfoy de Venus.

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—Y de tantas doncellas, ¿Por qué Claire?

—Porque ella es casi idéntica a ti, tiene vuestros ojos, vuestro cabello, casi vuestro tacto. ¡Y porque necesitaba algo de ti que no fuera impuro!, lo necesito Ephraim —explica, colérico —Además mis padres piensan que es tiempo y les parece muy raro que no haya elegido a ninguna doncella.

—Esto no es malo —murmura acercándose a el —Si lo fuera, no podríamos sentirlo.

—Lo es.

—No puedo vivir pensándote en otra parte que no se a mi lado, me cuesta pensar que no vez los amaneceres conmigo, pero no creo poder sobrevivir sin ningún atardecer a tu lado.

—Yo sobrevivo porque tú vives, yo respiro por que tú sonríes, yo duermo por que se estarás ahí tarde o temprano.

Caius saca un pedazo de metal un poco filoso y corta la palma de su mano, mira a un instante a Ephraim quien asiente rápidamente, para después cortar la mano del moreno.

—Tu sangre, mi sangre — murmura Caius

Aprietan sus manos revolviendo su sangre, su esencia, su existencia.

—Juntos siempre — aprieta Ephraim 

—Hasta la eternidad.

—Y no descansaremos hasta que esto se haga realidad.

Ni Caius, ni Ephraim necesitan más palabras para saber que no podrán vivir el uno sin el otro, así que, tal y como si estuvieran coordinados; colocan sus varitas en el cuello del otro y al mismo el Avada Kedabra es pronunciado.

En pleno siglo XVII Brutus Malfoy, le encanta ver lo graciosos que se ven los muggles sin la oportunidad de magia. Tanto que a las afueras de Wiltshire se ha hecho amigo de Guillermo, un muggle de la nobleza que esta obsesionado con los vampiros y las brujas, Brutus siempre se burla de los que se burlan de Guillermo, el sabe que lo que dice su amigo es verdad, pero nunca podría confirmárselo, así que se aventura a ir a Transilvania a buscar al conde Drácula del que Guillermo habla, pero Brutus sabe que si él llegara encontrar un vampiro no es como esas novelas muggles lo pintan. Así que sabe que la experiencia será grandiosa. Lo único que no le ha gustado a Brutus; es compartir habitación con seis hombres mas, aparte de Guillermo y que en esos seis hombres Nicholas Potter sea el primero.

Nicholas Potter se une a sus amigos en busca de nuevas historias por narrar, sueña con ser un buen escritor muggle y poder plasmar algo del mundo de los magos en ellos, sin llegar a dejarlos en descubierto, lo único que arruina sus planes es su encuentro con Brutus Malfoy. Odia ver al descendiente que mato a su tatara-tío-abuelo Ephraim, no le teme a los Malfoy pero sabe que no son de fiar. Durante todo el viaje en barco Brutus ignora a Nicholas, lo cual desconcierta al pelinegro, no sabe mucho sobre Brutus, solo lo esencial, se ha unido a una bella bruja sangre pura y ha tenido algunos hijos que al parecer los ha dejado a la tutela de sus padres. Pero Nicholas no le critica nada, el también ha dejado a su familia con sus padres, quiere cumplir sus sueños y ya que ha dado descendientes pretende cumplirlo.

Nicholas esta desesperado, no puede creerlo; todo lo que había escrito se ha perdido, a tratado de invocar sus pergaminos pero no puede tenerlos de vueltas, es un trabajo muy avanzado, muchas horas de escritura perdida. Brutus le mira como si tuviera alguna enfermedad muggle incurable, ha visto a Potter hoy, mas de lo que le ha visto en todo el viaje, y cree saber que es lo que lo tiene así de impaciente.

— ¿Buscaba esto, señor Potter? —musita con petulancia que le caracteriza entre su familia

— ¿Por qué lo ha tomado? —grita Nicholas, quitándole los pergaminos de las manos.

Los Potter son de Marte y los Malfoy de VenusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora