CAPITULO I Nuevas incorporaciones

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- ¡Pásala! – Gritaba – un joven apuesto de cabello negro, piel bronceada y ojos verdes, mientras jugaba al fútbol con otros jóvenes - ¡Victoria pásala, estoy libre! – agitaba sus manos en dirección a una niña de estatura mediana, algo rellenita que corría pateando un balón y que al verlo le dio pase, el muchacho comenzó a correr en dirección a la portería. El muchacho que hacia de arquero se puso alerta, era casi de la misma edad del moreno, pero este era rubio y de ojos azules, guapo también, pero con menos masa muscular que el primero.

- A ver que tienes Nico – dijo desafiante el rubio, el aludido sonrió de lado y se preparó para romperle el arco con su zurda, pero luego de engañar al portero, dio un suave paso a la niña que entraba corriendo sola y definía con mucha tranquilidad ante el arco vacío.

- ¡Gol! – gritó Nico en la cara del rubio, que se quitó los guantes y los arrojó al suelo con rabia.

- ¡Pablo! – Se dirigió molesto hacia otro muchacho en el centro del campo, su copia casi exacta (colores de ojos diferentes) que lo miraba divertido - ¿Por qué no la marcaste? ¿De que demonios te ríes? – los otros dos celebraban a sus espaldas el triunfo, saltando y cantando.

- De tu cara hermano – dijo Pablo – tienes que relajarte mas Patito – tomó a su hermano de los hombros – no estamos jugando la final del campeonato – Patito bufó molesto.

- Soy Patricio – dijo con ira en la voz, quitando las manos de Pablo - ¡y no me gusta perder!

- Mejor te acostumbras Patito – dijo la niña – porque con lo malo que son los dos, van a perder seguro.

- Cállate vaca bonsái – gritó Patricio.

- ¿A quien le dices vaca? – Gritó la niña – grandísimo idiota.

- A ti chichón de suelo – dijo sacando la lengua y comenzó a correr con la niña persiguiéndolo – sigue corriendo Victoria, a ver si adelgazas unos gramos antes de que empieces a rodar.

- ¡Voy a matarte! – A Victoria le faltaba el aire – juro que voy a matarte.

- ¡Niños! – Se escuchó la voz de un hombre en la puerta que daba al interior de la lujosa residencia - ¡adentro que quiero que conozcan a alguien!

Todos se miraron y comenzaron a andar hacia el lugar, cuando Victoria se puso a la altura de Patricio ya habían ingresado a la residencia y caminaban por un pasillo, antes de ingresar a la sala Victoria pateo la pierna del muchacho y aceleró el paso para quedar cerca de un hombre mayor, pero bien conservado.

- Aquí estamos padre – dijo agitadamente mirando al mayor, este la miró de pies a cabeza y asintió levemente.

- ¿Qué sucede Armando? – dijo Patricio sentándose en el sofá.

- Patricio – gritó Nico – vas a ensuciar todo – el aludido elevó los hombros en señal de que poco le importaba y siguió acomodándose, pero Nico lo levantó del brazo – a mi si me importa así que te pones de pie – Patricio bufó pero obedeció.

- Familia ya que estamos todos aquí – suspiró – casi todos – corrigió – quiero que conozcan a quienes van a compartir casa con nosotros, son dos personas muy especiales para mi – hizo una pausa, los jóvenes miraban ansiosos aunque sabían de que trataba todo, Armando llevaba varios meses saliendo con una mujer del interior del país y seguramente ya se había cansado de viajar tanto y quería que viviera con ellos – cariño por favor – dijo un poco mas fuerte para que se escuchara afuera de la sala y a los segundos una mujer mayor pero totalmente operada ingresó al lugar, sonreía de lado a lado, con sus labios llenos de colágeno y su rostro estirado de tanto botox.

DULCE VICTORIAWhere stories live. Discover now