Capítulo 1.

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Es duro dejar una vida para empezar otra, lejos de tu ciudad, lejos de tu casa, en la que todos los recuerdos se quedan entre las sábanas de aquellos domingos que solías pasar con ella, tu madre, la que ahora no está y que por cosa del universo, jamás volverá a estar. Eso es lo que más te duele, nunca más podrás ver su sonrisa cuando le contabas todas las cosas buenas que te pasaban, su ceño fruncido cuando tenía que regañarte, o sus lágrimas cuando veía que tú lo pasabas mal. Jamás podrás volver a oler su perfume, 'Dulce pero fuerte' como ella decía, o el olor de sus tortitas recién hechas y el cual amas. Jamás podrás volver a ir de compras con ella y pasarte horas y horas viendo películas en el sofá disfrutando de un buen té. No tendrás la oportunidad de que te vea graduada y que se sienta orgullosa de ti, como siempre lo hacía, aunque sabes, que aquella estrellita que te señalaba todas las noches cuando no podías dormir siendo pequeña, es el lugar donde está y que, cuando ahora mires al cielo, lucirá más que nunca, como ella.

Cierras tu diario, el cual llevas escribiendo toda tu vida. Plasmas sobre el papel todo lo que sientes y de la manera que lo sientes, es lo mejor que sabes hacer y todo el mundo lo sabe, aunque nadie, jamás, ha leído el cuaderno al que más cariño tienes. Ese cuaderno o diario, como le quieras llamar, aunque siempre has preferido el término 'cuaderno' ya que la palabra 'diario' te resulta demasiado cursi, es el que recoge tus mejores y peores momentos, tus pensamientos más oscuros y eróticos también. Te acabas de sonrojar al pensar eso ¿te has dado cuenta? Siempre te sonrojas con el tema del sexo. Lo has vuelto hacer inocente Bethany. Quizás es por eso por lo que aún no has mantenido relaciones sexuales con un chico. Y eso te molesta, lo sé, todas las chicas de tu edad ya lo han hecho, y tú, por miedo, no. Pero no te estreses, tienes diecisiete años, aún te queda mucho por vivir y muchas experiencias por sobrepasar.

El autobús acaba de frenar, bienvenida a California, Bethany. Acabas de dejar atrás la fría Minnesota, para siempre, algo que odias y que no quieres admitir. Pero sí, vas a vivir con tu padre, ese al que ni conoces y ya detestas.

Quizás debamos retroceder un poco, aquí no se están enterando que pasa en esta historia.

Bethany es una chica tímida donde las haya, algo alocada, muy correcta y educada. Ella jamás ha conocido a su padre, el cual abandonó a su madre embarazada, que para él solo fue una aventura, aburrido de la rutina de su mujer, con la que volvió después de saber la inesperada noticia de su secretaría, la madre de Bethany. Sé que es un tanto lioso. Expliquémoslo por partes. El padre de Bethany, un importante empresario de la calurosa California se aburre de la rutina diaria con su mujer, este, por motivos de trabajo conoce a la madre de Bethany, y en varios encontronazos tienen una aventura, donde la deja embarazada. Él, al enterarse, piensa en su mujer, la real, de la que se aburre, la cual está también embarazada y por miedo a perder su matrimonio decide a abandonar a la mujer de la aventura, la cual a los nueve meses tiene a una pequeña Bethany de ojos azules.

Su madre la ha cuidado sola, toda la vida, y es algo que Bethany admira mucho y a su vez, le produce una gran rabia. Aún no sabe cómo va a reaccionar en cuanto se baje de ese autobús que la ha llevado a cientos de kilómetros de su casa. Solo ha hablado con él por teléfono, tiene una voz grave y ruda, aunque ese día también compasión. Fue el día que murió su madre y a él le dieron la noticia de que tenía que mantener a su pequeña hija bastarda. Era lo último que Bethany quería, era eso o una casa de acogida y su padre, aunque no lo considera, le pidió que se mudara con él a vivir.

Déjame hacerte feliz. (Cameron Dallas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora