—Zaphir, no llores. —Sasha me abrazó, no sabía que estaba detrás de mí. —Todo estará bien. 

La abracé descargando toda mi tristeza en su hombro. 

—¿Sa..... Oh... —escuché a Sarah, luego escuché sus pasos acercarse. —Ven Zaphir.

Liberé a Sasha, y fui a los brazos de Sarah. 

—Ve con Mamá, Sasha. 

Sasha obedeció, Sarah me sostuvo en sus brazos.

—¿Quieres hablar? —preguntó. 

—Lo extraño, Sarah... Lo extraño maldita sea, nunca pensé que él... Nunca pensé que él sería capaz de hacer algo así. —dije como pude.

—Tranquila... Entiendo.

—Lo necesito... —admití entre lágrimas. 

—¿Quieres que lo llame? —preguntó, acariciando mi pelo, asentí... —Está bien, está bien. 

Liberé a Sarah para que pudiera cumplir con mi pedido.

***

Me encontraba acostada en mi habitación, no tenía más que un bra deportivo puesto en la parte superior de mi cuerpo cuando Joel entró a mi habitación. 

—¿Muñeca? —saludó, se acercó con los brazos abiertos hacía mí. —Sarah me dijo que me necesitabas, dejé todo en el estudio de la casa y viene para estar contigo... ¿Qué pasa? 

Lo abracé y no respondí a su pregunta, él se acostó a mi lado y colocó una de sus manos en mi vientre.

—¿Cómo están mis hijos? —preguntó, sonriendo.

—Bien... —susurré. —Escucha Joel. —Suspiré. —Yo quiero estar contigo, pero no confío en ti.

—¿Qué puedo hacer para qué confíes es mí? —preguntó. —He eliminado a Caitlyn de mi vida... Si eso es lo que te aleja de mí... 

—Hmmm, Vamos a intentarlo... 

—¿En serio? —preguntó Emocionado. 

—He intentado estar sin ti, he querido no pensar en ti... Pero no puedo, Joel... Te quiero conmigo.

—Yo te amo Zaphir, te amo... —besó mi frente. 

—¿Cómo sabes que me amas? —pregunté, aquella palabra era mucho para mí. 

—Yo daría la vida por ti... Hablando de dar la vida, Mi madre y mi abuela quieren conocerte. —me miró. 

—Es extraño que de tanto tiempo tu conozcas a mi familia y yo no a la tuya... —comenté. 

—Ya es tiempo, ¿te parece hoy?—preguntó. —Así te quedas conmigo esta noche y mañana es lo de Chris. 

—Lo pensaré. —le dije.

—Oh Vamos, Zaphir... Por favor, preciosa... Por favor. —rogó.

—Está bien, está bien... —accedí. 

—Quiero que volvamos a ser nosotros, llenos de amor, alegría, confianza... —susurró triste.

Suspiré. 

—¿A qué hora iremos con tu familia? —pregunté, evitando comentar sobre su deseo.

—Bueno, alístate y vámonos... Le diré a tu madre. —se marchó de la habitación, dejándome sola.

Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Where stories live. Discover now