Parte 1

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Un ceño fruncido es el que adornaba el rostro de Zamasu al tiempo que caminaba tras su ahora ya no maestro. Definitivamente no tenía intención de seguir al Kaioshin, sin embargo no se le había dado otra opción; al parecer el anciano se había sometido a una larga discusión con su equivalente del séptimo universo, y de igual modo con el dios de la destrucción de este mismo. Había logrado convencerlos de una oferta, que en lo que al él concierne no era más que una completa tontería: Simple y sencillamente pidió una segunda oportunidad para él.

Zamasu mas que verlo como algo sin sentido, lo encontraba como una acción estúpida, considerando que ya estaban todos enterados de lo que podría haber hecho de su futuro, en un acto de completo egoísmo. 

— ¿Cuáles son sus intenciones escondidas tras tan extraña acción?

— No deberías cuestionarme, ya te harás una idea del porque

— Fui resucitado para seguir siendo aprendiz de otra persona — Era lógico pensar que los rumores eran ciertos, sus habilidades de combate aun podrían significar algo.

— No— Fue la escueta respuesta que le dio el mayor

No conocía siquiera los motivos de Gowasu en ese momento.

— Usted sabe lo que he estado a punto de hacer, me lo contó todo

— Así es 

— ¿Podría no ser tan cortante?

No obtuvo respuesta alguna. Se limitó a continuar caminando tras él mientras podía al menos admirar el lugar en el que era bien conservado un hermoso y amplio jardín. "Pensar que los humanos se dedicaban a destruir por mera ambición lugares tan bellos como este" pensaba, "Podría decirse que no es algo de lo que yo haya tenido la culpa, más podría también decirse que si la tuve" sonrió "Mis dos yo de un futuro han sido responsables en parte de que no haya podido hacer lo mismo que ellos"

— ¿Todavía te atreves a burlarte de ese modo? 

Sin darse cuenta ya se encontraban frente al dios de la destrucción que fueron a buscar, dios que por cierto no se veía del todo feliz. Pero era bastante obvio para el que no lo estaría; hasta el momento solo se le habían dado miradas de odio, incluyendo la de Gowasu.

— Lamentamos la tardanza, señor Bills— hizo una reverencia el anciano, fulminando a Zamasu con la mirada para que imitara su acción

— Espero que sea así porque además de aburrirme ya me estaba molestando

— He traído a Zamasu para que pueda comenzar a prestar sus servicios y pedir disculpas— miró al nombrado, él no parecía tener intenciones de hacer tal cosa— ¡Zamasu!

— ¿Una disculpa mediocre es lo que quiere que le ofrezca, señor Gowasu?— inquirió molesto ante el llamado

— Me pregunto si debería matarlo de nuevo 

—Paciencia señor, no considero oportuno que se precipite de ese modo— interrumpió la pomposa voz que correspondía a su asistente, el cual no había hablado hasta ese momento

Sabía muy bien a quien pertenecía la voz. Era nada más y nada menos que del responsable de que no lograra acabar con la vida de su maestro; el solo escucharlo le hizo notar, cómo aun en su lugar, lograba sentir un poco de rencor.

Un hombre demasiado alto, esbelto, de piel azul y de rasgos femeninos estaba de pie no muy lejos de ellos. Portaba una pomposa túnica marrón, y sujetaba con la mano un cetro; su cabello blanco estaba peinado de un modo extravagante, y sus delgados labios teñidos de fucsia formaban una leve sonrisa.

Pero una vez más se presento una duda en sus pensamientos: "¿Acaso el no está molesto?" Fue la pregunta que se formuló en su mente al tiempo que solo podía ver a aquel asistente brindarle a su señor una mirada llena de diversión ante su notable enojo.

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