Las cartas de S, © | Shadonic

Capítulo 1

Capítulo
uno

“Si algún día lograra al menos ganarme tu amistad, sería dar un paso a lo que tanto anhelo.”
—S

Sus manos se tensan en cuanto la última letra solitaria ronda en su mente un par de segundos después tras haber leído ese papel, el cual alguien ha dejado pegado en su casillero mientras él se encontraba lejos; demasiado acertado porque nadie parece prestarle atención al hecho de que se le están declarando indirectamente. Y es que quizás, y solo quizás, es una broma carente de gracia que solo logra sacarle un ceño fruncido, en una bruma cargada de disgusto mezclada en un pequeño pensamiento fugaz dentro de su cabeza.

Su recelo hacia las amistades es solo una razón del porqué su corazón se agita dentro de su pecho, en confusión creciendo dentro y latiendo con poco frenesí mientras su propio cuerpo se queda de pie, en el pasillo, y asimilando el contenido de aquel papel que termina arrugado dentro de sus dedos. Un gesto que solo termina en arrepentimiento cuando vuelve a plegarla; las letras viéndose ahora menos legiles y escondidas entre pliegues que terminan por sacarle una sonrisa de gracia.

Entre tanto, cientos de caras le cruzan en frente a la vez que se ve ensimismado en sus pensamientos; expresiones y pensamientos que él no descifra ni aunque lo intente; palabras y temas que ignora, debido a que nada de ello le incumbe ni desea enterarse. E incluso, expresiones y ademanes formulados en medio de conversaciones que aparta de sus oídos a propósito cuando toma aire y exhala de inmediato.

—No vale la pena darle vueltas a esto —dice en voz baja, un murmullo escondido entre un bufido tras meter la hoja dentro de su casillero.

Las palabras son vacías para él. No muestran más intenciones que las de entablar una conversación y sentimientos que no le interesan en lo más mínimo. Intenciones a una de esas interacciones entre dos individuos a las que él siempre ha sido demasiado retraído.

Ignorarlas es una opción. Y Shadow decide escogerla de inmediato en cuanto cierra el casillero y dirige sus pasos a la próxima lección.