Familia inesperada

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—Ese hombre es un beta, un remedo de héroe, en cambio yo... —Amai detuvo su discurso, Genos le apuntaba directamente con su cañón.

—No te atrevas a insultar a mi omega —gruñó mostrando los dientes. No le importaba atacar al clase A, no iba a permitir que ofendiera a su sensei.

Amai tembló ante la amenaza; sabía que podía ganarle a Genos en una batalla, pero no podía competir contra él con las feromonas del alfa que lo paralizaban.

—¿Qué sucede aquí? —Drive Knight, los observaba con los brazos cruzados. Él, un cyborg como Genos no se veía afectado por el olor de un omega en celo, aun siendo alfa, pues a diferencia del rubio, su creador lo hizo más robot que humano.

—Nada —respondió Genos, dio media vuelta y se retiró. El otro cyborg le miró alejarse antes de centrar su atención en el clase A, soltó un suspiro y se acercó a él.

—Mis sensores detectan un crecimiento exponencial de feromonas. Debo suponer que has entrado en celo —Amai gruñó, sus mejillas sonrojadas y sus ojos cristalinos. Quería ir por Genos, antes de que su biología lo hiciera perder el control y rogara por el nudo de cualquier alfa, sin importar que no fuese el rubio.

Drive Knight observó analítico al omega; sus pantalones comenzaban a humedecerse, signo inequívoco del inicio de su celo. Si abandonaba a Amai, sería violado por, quién sabe cuántos alfas débiles de voluntad. No podía dejarlo. Se acercó para cargarlo sobre su hombro, como un saco de papas, ignorando olímpicamente las protestas del héroe omega.

Debía sacarlo de ahí antes de que todo se volviera una locura.

....

De vez en cuando, Saitama miraba la dirección que su joven discípulo había tomado. Fubuki no podía evitar fruncir el ceño cada vez que el calvo repetía la misma acción; hace tiempo se resignó a conquistarlo (en especial ahora que sabía pertenecían a la misma casta), pero no podía evitar sentirse desesperada, en especial con esa actitud pasiva que el héroe más fuerte del universo tenía. ¡Le estaban por arrebatar a su alfa frente a sus narices por todos los dioses! Cualquiera en su caso estaría rompiendo puertas (y huesos), para evitarlo.

Fubuki suspiró. Tal vez era momento de intervenir.

—Oye Saitama...

—¡Lamento la demora sensei! —La líder de los clase B parpadeo sin poder ocultar su sorpresa. Genos había regresado, el alfa sin vincular que se encontró con un omega de alto rango a punto de entrar en celo, fue capaz de resistir su instinto y regresar sin verse afectado, al menos eso parecía.

—Demon Cyborg —maestro y alumno la ignoraron, demasiado perdidos en su propio mundo, sin embargo la psíquica no se molestó, ya estaba acostumbrada. Les miró irse y no pudo evitar sentirse feliz al notar la sonrisa de Saitama, invisible para la mayoría, pero no para ella y por supuesto que no para Genos.

....

Genos no le ocultó a Saitama el motivo por el cuál Amai le había pedido encontrarse a solas; el muy maldito había intentado robarle a su alfa.

Saitama se miró al espejo del baño; una semana transcurrió desde la fiesta de la Asociación «y del intento fallido del líder de los clase A por arrebatarle a su alfa». El calvo no podía evitar preguntarse si era lo suficientemente bueno para Genos. No importaba que el cyborg le demostrara a cada momento lo enamorado que estaba de él. Suspiró llevándose una mano al cuello, ahí donde una vez relució una cicatriz: la marca intangible de su infierno. Acarició inconscientemente su vientre recordando lo que una vez albergó y que jamás pudo conocer.

—Mejor así —susurró el héroe, ¿qué clase de vida podría haberle dado a su hijo teniendo como padre a alguien como Ryuu y una madre incapaz de protegerlo?, Cierto que ahora las cosas eran diferentes, él era ya fuerte, no existía ser viviente que pudiera hacerle frente, además tenía a Genos, sin embargo...

En la imperfección está la perfección.Where stories live. Discover now