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Frank.

Estaba consciente de que no estaba nada bien lo que hacía. Pero no era mi culpa, me habían criado así, por más que intenté dejarlo, nunca pude. Desde que nací, ver ese tipo de cosas en la cocina de mi casa era normal, escuchar los gritos, los quejidos, escuchar como crujían los huesos y la pobre persona agonizaba hasta su muerte. Mis padres siempre dijeron que eso no era algo malo, que comer carne humana era algo común, y yo como el idiota que siempre he sido les creí.

Mi infancia nunca fue buena, y no solo por que mis padres eran caníbales, sino por que nunca salía de mi casa, solo iba a la escuela y debía volver a casa a la hora de salida por lo cual no pude hacer amigos,mis padres eran empresarios y nunca estaban en casa, ni siquiera tuve una niñera o algo, tuve que aprender a cuidarme solo desde muy joven, en mi adolescencia fui el chico tímido y callado, me era difícil entablar una conversación larga con alguien, los chicos de la escuela nunca me molestaron, pero aún así, siempre estuve solo.

A los quince años comí carne humana por primera vez. Mis padres siempre habían tenido un odio hacia donna y donald way, nunca se habían llevado bien, pero mis padres cruzaron la linea al secuestrarlos para servirlos en la fiesta de halloween de ese año. Yo no sabía que ellos estaban en mi sótano, siempre había tenido prohibido ir ahí.

Dos dias antes de halloween, yo había robado la llave del sótano, la noche anterior había escuchado ruidos extraños provenientes de ahí, y mi curiosidad era muy grande, así que cuando mis padres se fueron a trabajar, yo entré.

El sótano estaba demasiado oscuro, tenia un olor bastante horrible y solo unas cuantas velas que alumbraban el lugar, tomé una y comenzé a bajar lentamente las escaleras, nunca había estado ahí y enserio me sorprendía la cantidad de dagas, cuchillos y hachas que se encontraban colgadas en la pared. Cuando finalmente bajé, todo parecía sacado de una película de horror, había sangre por todos lados, pedazos de carne y otras cosas en una mesa junto a un sofá, miraba hacia todos lados sorprendido, pero unos sollozos llamaron mi atención.

- P-P-por f-favor, sue-sueltenme. -
Escuché una voz femenina proveniente del centro del sótano.

- ¿Quien eres? - pregunté asustado.

- Tu no eres, ¡por favor sueltame! - gritó desesperada.

Me acerqué lentanente hacia la voz y ahí la vi, era una mujer, rubia, no veía bien su cara, pero tenía sangre en el cabello, cuando levantó la cabeza para verme, me sentí horrible, la pobre mujer lloraba desesperada.

- Por favor, niño, sueltame, ¡te lo suplico! - gritó de nuevo.

Tomé una daga de la mesa y comenzé a cortar la soga que la ataba, sabia que mis padres se enojarían, pero no podía dejar a esa pobre mujer ahí.

Cuando finalmente terminé de cortar las sogas de sus muñecas y las de sus piernas, la ayudé a salir de ahí, el olor cada vez era mas insoportable y si estaba un momento más ahí devolvería todo mi desayuno. Una vez en la sala la ayudé a limpiarse un poco la cara, solo tenía unos cuantos hematomas, pero nada se veía grave. Podía caminar bien, por lo que me había contado, la habían tenido dos días encerrada, mis padres le hicieron cosas horribles a su esposo y desgraciadamente el no pudo soportar tanto dolor y murió antes de que lo asesinaran.

- Tienes que irte - dije viendo el reloj. - Mis padres llegaran en una hora, no quiero que te encuentren.

MEAT. [SLOW UPDATES]Where stories live. Discover now