Brilla, Brilla, Pequeña Estrella

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Diabolik Lovers no es de mi propiedad, pertenece a Reject.

Narración.

―Dialogo.

―Aclaraciones―.

"Pensamientos".

Palabras resaltadas.

Géneros: Drama, familia, romance, sobrenatural.

Advertencias y aclaraciones: Principalmente drama familiar. Escenas románticas futuras, lime y fluff. Algo de OOC (Personajes fuera de carácter quizá), ningún personaje me pertenece a excepción del dulce Hikaru-chan~

Uso de canciones de cuna, tonadas del inglés o extranjero (?). Versión americana de "Estrellita donde estás" para este capítulo. Comedia burda.

Quiero aclarar, con grandes letras mayúsculas que aquí aún no ocurrió el despertar de Yui-san. Tampoco han aparecido los Mukami (Lo harán en un futuro cuanto más avance la historia) y Ritcher tampoco ha hecho su aparición (Ni Cordelia). Es decir, simplemente Yui lleva viviendo ocho meses con los vampiros, quienes tienen prohibido el matarla por mandato de su padre (Karlheiz).

Yui también desconoce los trágicos pasados de los muchachos.

Palabras: 9923 (Solo contenido de la historia, sin incluir N/A, título del capítulo y advertencias).

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CAPÍTULO I

Extremadamente silenciosa.

Debía ser extremadamente silenciosa y evitar, con muchos rezos a Kami-sama, el que cualquiera de los hermanos Sakamaki la detectase. Misión a su parecer bastante compleja si uno se ponía a razonar que, esa panda de lunáticos, eran vampiros con oídos súper desarrollados que no se perdían nada; en otras palabras, tenían complejo de murciélagos ―Y cabe el señalar que ni siquiera eran Batman―.

Mordiéndose el labio inferior, al tiempo que se daba valor en interno, termino de dar su último paso y se encontró frente a la vieja puerta de la enorme mansión. Solo los dioses sabrían el cómo logró pasar la muralla china que este lugar tenía como verja, llevando entre brazos un pequeño bebé y sin que este saliese herido en ningún instante―Descontándola a ella, porque su pobre trasero había recibido cinco besos más contra el suelo en su flamante intento de escalada―. ¡Bien! Ya había logrado pasar lo doloroso, ahora le tocaba cruzar el averno y llegar a su dormitorio con vida. Y eso incluía al pequeño aka-chan.

Cerró los ojos, tomo aire y lentamente lo expulso, antes de abrirlos nuevamente decidida. Sería ahora o nunca.

Estirando la mano cogió la perilla, la giro con lentitud y abrió la puerta de la mansión. Zambulló la cabeza en el interior, ojeando si podía detectar la presencia de alguno de los sádicos dueños del lugar. Sus ojos rosados se estrecharon escaneando y, en cuanto estuvo segura que no había moros en la costa, una sonrisa triunfante se dibujó en sus labios. Sin prisa alguna ingresó al lugar, caminando en puntilla mientras entre sus brazos llevaba a un durmiente bebé pelirrojo. Había sido una suerte preciosa el que el pequeñín hubiese caído dormido a mitad de camino, de esta manera el escabullirse a la recamara de Yui sin hacer el menor ruido sería más fácil.

En puntas, con sus botines de peluche blancos, trotó por el pasillo llegando al salón. Al vislumbrar las largas escaleras alfombradas, sus ocelos se iluminaron. Tenía vía libre, no había vampiros cerca y aka-chan ni siquiera lloraba.

A Lullaby For A Vampire BabyWhere stories live. Discover now