15. Prueba de amor

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¡Lamento muchísimo la tardanza! Tuve una crisis de inspiración terrible, pero lo importante es que ya volví y que mi proposito de año nuevo es volver a ser puntual y constante con mis actualizaciones, aunque igual, esta historia ya esta encaminada al final. Gracias por seguirme leyendo y por sus hermosos comentarios!

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¿Por qué me había seguido? ¿Por qué no quería aceptar que ya no lo amaba? Porque ya no lo amaba… ¿Verdad? Me cubrí hasta la cabeza con la cobija, los ronquidos de Carlos no me dejaban pensar con claridad…

Sebastián… joder… Yo te amo, te amo como jamás amé a nadie, lograste tocar mi corazón como ningún otro hombre lo había hecho antes, cuando recordé todo mi pasado supe que tú eras el único que podía llenar el hueco de mi interior. Apreté con fuerza los puños y sollocé… él me había engañado, tenía sexo con infinidad de mujeres mientras “esperaba” por mí, eso no era amor, él no me amaba como yo a él…

—Karen ¿Estás llorando?

Negué con la cabeza apretando la almohada contra mi rostro.

—¿Qué tienes, corazón? —intentó retirar la cobija que me cubría y en cambio solo se encontró con la almohada que me asfixiaba—. Solo dime que te hizo ese maldito cuando te secuestro y yo lo asesinaré con mis propias manos.

El que tenía muchas ganas de asesinar era a él por sínico. Tomé mucho aire y al limpiarme discretamente las lágrimas con la almohada, me descubrí el rostro.

—No estoy llorando y no me hicieron nada, solo quiero dormir ¿es mucho pedir?

Él no parecía sorprendido por mi indiferencia, infinidad de veces habíamos peleado antes por tonterías, normal que ya le dieran lo mismo nuestras peleas. Me besó la mejilla y me dio la espalda al dormir, al menos ya me había librado de él por el resto de la noche.

Me acosté de costado dándole la espalda, mirando perdidamente hacia la ventana, sentía un vuelco en el corazón, deseaba que él entrara, que no me dejara sola… ese maldito e irónico sentimiento me estaba colmando, ese deseo sin sentido de tenerlo cerca y lejos a la vez… de necesitarlo y odiarlo… de desearlo y despreciarlo.

Cerré los ojos y deje que el sueño dominara mi mente…

—Vamos Karen, prepara tus maletas, ya nos vamos.

Yo prácticamente sentí que había cerrado los ojos y al segundo Carlos me intentaba despertar… abrí un poco los ojos con cierta dificultad viendo el reloj sobre la mesa de noche… las seis de la mañana… Bien, debía empezar los planes para mi venganza.

—Carlos, a esta hora el trafico ha de estar terrible… vámonos más tarde, sirve que compramos algo para comer durante el camino.

Me saque las cobijas de encima y me dispuse a cambiarme de ropa, Carlos no parecía muy convencido de mi decisión, sin duda parecía que tenía prisa en que nos fuéramos, no era para menos, teniendo tantas amantes regadas en todo el pueblo normal que quisiera irse.

El harem del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora