LUJURIA

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Lo mínimo que puede hacer es intentar darle una explicación.
Siente que es su deber aclarar las cosas y explicarle cuáles fueron las razones de su comportamiento.
Cree que merece una disculpa, que debe escuchar sus razones y que necesita saber, que ese amor no se ha convertido en completo odio, de un momento para otro.
Con esa idea en mente, se coloca los pantalones con rapidez y corre al corredor del apartamento, antes de que se desaparezca por completo. Lo encuentra con su cabeza apoyada sobre la puerta principal e intenta ignorar, las gotas de agua que se encuentran ubicadas al lado de sus pies y que demuestran lo mucho que está sufriendo.
-Frank- susurra colocando una de sus manos sobre sus hombros y dando un paso hacia atrás, cuando se la retira con rapidez y se enfrenta al chico con los ojos repletos de decepción.
-¿Qué carajo quieres macho?- pregunta con un tono de desprecio y haciendo que su corazón, se rompa en miles de pedazos.
-Lo siento tío, perdóname- suplica mirando al suelo y con el orgullo regado por los suelos. Él intenta controlar las lágrimas cuando escucha su risa vacía y quiere que la tierra se lo trague, cuando Frank lo obliga a mirarlo directamente a los ojos.
-¿Crees que eso va a arreglar esto Willy?- pregunta con un tono lleno de sarcasmo- Eres un inútil.
-Yo no quería hacerlo- explica arrepentido y sintiendo que la mentira no es capaz de salir de sus labios.
Eso es falso...
Volvería a hacerlo si pudiera.
No le importaría vivir por esto una vez más, si es capaz de volver a sentir sus manos recorrerlo con deseo y ser llevado al orgasmo, una y otra vez.
Niega con la cabeza antes de que otro tipo de pensamientos, lo desconcentren por completo.
Su matrimonio se está yendo a la mierda y aún así sigue pensando en su amante.
Es despreciable.
-Jamás has podido mentirme Guillermo- susurra decepcionado revelando lo mucho que lo conoce e incrementando su frustración.
Tal vez salir a dar explicaciones, no era una buena idea después de todo.
-¿Por qué?- pregunta con un tono lleno de tristeza- ¿Qué tiene él que no tenga yo?
No puede dar una respuesta, sin romperle más el corazón.
-Olvídalo, no me interesa tío- termina suspirando y tomando el picaporte de la puerta, antes de dirigirle una última mirada que logra quitarle el aliento- Llegué temprano a casa, porque quería contarte que me promovieron- explica con una sonrisa triste- Me dieron unas vacaciones y venía dispuesto a celebrar contigo- continúa dejando salir una risa triste.
-Frank- intenta decir con un nudo en la garganta y con las lágrimas impidiendo que vea su rostro.
Él sólo hace una seña para que guarde silencio y cierra la puerta, antes de desaparecer por completo, mientras el otro chico se deja caer al suelo y rompe en llanto.
¿Cómo pudo hacerle eso al que siempre fue su mejor amigo?
Ni él mismo conocía la respuesta.

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