Amicum

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Personajes Principales:

Bruce Wayne/Batman/Sir Charles de Wayne - Ben Affleck

Clark Kent/Superman/Kal Wallace - Henry Cavill

Amicum, palabra en latin que significa "Amigo"


Planicies de Escocia – Siglo XV después de Cristo

El ruido de los animales hizo que Kal despertara, como siempre, mucho antes que los primeros rayos del sol salieran a cubrir el manto azul del cielo. Se levantó con gran agrado, tomó agua de su recipiente y se lavó el rostro con esmero. Bajó rápidamente, antes que sus padres despertaran y salió. Cuando la oscuridad de la madrugada estaba ya por desvanecerse para dar lugar al día, el joven Kal Wallace ya iba hacia su vieja casa con leche recién ordeñada y huevos.

El joven Wallace era muy diferente a los hombres de esa región. Era muy alto, fuerte, con enormes brazos, acompañados con unas manos con las mismas dimensiones, marcadas por el trabajo ardúo del campo. De pelo y ojos oscuros, siempre cuidaba de tener su rostro ajeno al vello facial, ya que era algo que a su madre le desagradaba. Vestido humildemente, como un aldeano más, honesto y porque no decirlo, algo ingenuo. Se había negado a dejar a sus envejecidos padres, a pesar de su insistencia por buscar una mujer, pues su corazón se resistía a dejarlos.

Para cuando su madre bajó, ya él tenía adelantado el desayuno. La anciana, le dio un beso en su frente, -Buen día, hijo.

-Buen día, madre. ¿Mi padre no bajará a desayunar?

La mujer negó con tristeza, -Hoy no es un buen día para él, hijo.

El joven suspiró triste. Antes de probar bocado, subió a la habitación. En silencio abrió la vieja puerta de madera y entró. Su padre aún dormía. Kal dejó la leche y los huevos en una mesa y se acercó a él.

-Padre... padre -le susurró, hasta que el anciano despertó. -Hijo, ¿qué sucede? -Preguntó débil.

-Debes comer. Traje el desayuno. Ven, te ayudaré a enderezarte.

El hombre con dificultad se estiró, pero su hijo lo ayudó a acomodarse en la cama. Acercó los alimentos y se quedó a su lado para vigilar que terminara todo.

-No debiste molestarte, hjjo -le dice con voz fatigada -Sabes que no me da mucha hambre.

-Debes comer padre, así te mantendrás fuerte -le respondió con una sonrisa.

Kal observó con tristeza la pierna de su padre. Esa herida, infringida hace ya varios años en un atraco, nunca sanó bien, y en ciertas épocas, el viejo se debilitaba, padeciendo fiebre alta y dolor.

Con cuidado su mujer le curaba, pero estaban tan alejados de la aldea y en un estado de pobreza tal, que les era imposible comprarle algún ungüento para sanarlo.

La situación se hacía cada vez más difícil y Kal desesperaba al sentirse impedido para ayudarlo. Así que, al ver a su padre tan desmejorado tomó una decisión. -Padre, tenemos varias vacas. Iré al pueblo, venderé una y compraré medicina para tu pierna.

El anciano se negó, -No es necesario, hijo. Ya estoy acostumbrado...

-Tu herida empeora, no puedo quedarme y arriesgarme a perderte. Solo serán unos días, regresaré pronto.

El anciano suspiró, -Bien, Kal. Pero ten cuidado. Las huestes reales circulan los parajes y las calles de la ciudad. Eres joven y fuerte, pueden obligarte a irte con ellos.

-Descuida padre, tendré cuidado.

Al día siguiente, Kal salió de los terrenos que le pertenecían a su familia, no sin antes recibir la bendición de su madre, que afligida, se despidió de él.

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