Sin temor a la muerte

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-Está bien, no podemos hacer nada con el profesor Moody –suspiró Draco –pero no negará que Harry está en peligro

-Sí, eso parece ser, pero tampoco estamos seguros de que vaya a suceder tal y como ustedes piensan, niños

-Pero es una posibilidad, –gritó Ron –profesor

Dumbledore se levantó de su gran silla de madera y se acercó a los chicos, tomó los cuadernos y los observó lentamente, dejándolos sobre la mesa bajó a su Pensadero para mirar el momento en el que Alastor Moody llegó a la escuela, pero juraría no ver nada excesivamente raro en él, ni siquiera su ansias al beber de su petaca, igualmente la teoría de los chicos encajaba, así que volvió junto a ellos y les miró.

-¿Qué proponen?

-Déjenos ir al cementerio –sentenció Granger

-O revisar la copa –propuso Draco

-Que no participe Harry –pensó Ron

El hombre los miró, eran valientes e inteligente propuestas, pero ninguna posible, ya que romperían las reglas del torneo o pondrían en peligro a los alumnos.

-No puedo hacer eso, pero podría enviar a algunos profesores al cementerio

-Que sea Snape –dijo Draco –Él sabrá reconocer una reunión de mortífagos incluso antes de su inicio, sabrá ocultarse e impedirlo

Dumbledore asintió y desapareció en busca del profesor Snape, los chicos suspiraron algo más aliviados pero sabían que tenían que avisar a Harry, Hermione y Ron salieron disparados del despacho hacia la gran carpa que había en los exteriores del colegio, pero no se percataron de que Draco no los seguía, el chico se había quedado rezagado pensando en cómo de preocupado estaba el pelirrojo que se había olvidado de fingir sentimientos hacia él. Malfoy caminaba con su uniforme desecho por un colegio prácticamente vacío, los pocos compañeros que se encontraba le miraban con una mezcla de temor y asco, los extranjeros ni se percataban de su existencia, continuó andando hasta que dio en un pasillo sin salida, había caminado sin mirar a dónde iba, justo estaba por girarse cuando una puerta apareció ante él.

-¿Y esto qué mierda es?

Empujó el portón y entró a una sala de color blanco, una enorme luz pasaba dentro de ella, había un estanque con peces en el medio, todo el suelo estaba lleno de pasto, y en vez de paredes había árboles, Draco se relajó ante aquel ambiente y pensó en lo oportuno que eso había sido, su ánimo parecía crecer un poco con tanta belleza.

*****

Hermione y Ron llegaron justos de tiempo, entraron en la carpa ante la mirada de todos, pero nadie les dijo nada, una vez que comprobaron que el profesor Moody no estaba cerca, se aproximaron a Harry.

-Estás en peligro

-Ya hemos descubierto qué significa "ataque total"

-Chicos, chicos, relajaos, no os entiendo

-Van a amañar la prueba –suspiró Hermione –Pretenden que ganes y raptarte para resucitar al Señor Oscuro

-Sí, y creemos que Alastor Moody es cómplice –musitó Ron –claro que no es él de verdad

Harry miró hacia todos lados alarmado, comenzó a jalarse del pelo sin saber bien qué hacer, pero completamente aterrado porque por fin comprendía sus sueños, millones de preguntas le venían a la cabeza, pero una era muy obvia.

-¿Lo sabe Dumbeldore?

-Sí, y ha ido a buscar a Snape para que tome medidas de seguridad

-Pero Snape...

-Es todo lo que hemos podido conseguir –sentenció Hermione

-El director no nos deja involucrarnos

-¿Y qué hago?

-Pierde

-No puede Hermione –replicó Ron –Ese laberinto está preparado para volverle loco, comérselo vivo si es necesario, probablemente ganar sea la única forma de escapar

Hermione rabió con los dientes apretados.

-Ríndete entonces, al poco de empezar, que parezca que te han atacado

-No creo que sirva de mucho, puede que eso ya lo hayan contemplado, tendrán un plan B para llegar a la misma conclusión

Los tres chicos quedaron en silencio, ninguno sabía que hacer, el futuro de Harry se veía negro por todas partes y, al poco tiempo, los amigos llegaron a la única y más terrible conclusión.

-Tienes que ganar –aceptó Ron

-Y escapar cuanto antes –añadió Harry

-Y nosotros estaremos allí para ayudarte –concluyó Hermione

*****

Draco no sabía cuánto tiempo llevaba allí, había perdido la noción, era demasiado bello, demasiado relajante. Estaba tumbado en el césped mirando hacia el estanque cuando una figura femenina apareció, era una mujer alta con cabellos negros hasta los tobillos, sus ojos eran grandes y de un color amarillo solar, de tez pálida, vestía un vestido rojo.

-¿Quién eres?

-Soy todo y soy nada, depende a quién a preguntes sabrás –contesto en una voz tan melodiosa como una canción

-¿Eres un espíritu del agua?

-Ni del agua ni del bosque soy, soy espíritu en sí, en sí soy alma

-Vaaaale –dudó el rubio -¿Y qué deseas?

-Vengo a advertirte, Draco Malfoy, de que esta noche volverá una vida que debió haber sido mía, que una se perderá inevitablemente, y que tres más están en peligro

-No te comprendo, ¿podrías ser más específica?

-Aquel que ocupa tu corazón, aquella que guiará el mundo y el niño que sobrevivió, morirán esta noche junto al otro, para el resurgir del Señor Oscuro si tú no lo impides

Draco se levantó de un salto, miró desesperado hacia todos lados, no sabía dónde estaba la puerta y tampoco podía ver el exterior, podría ser que los juegos ya hubieran empezado o que aún quedara mucho, podría seguir en la escuela o en un vacío espacial.

-¿Ronald está en peligro?

-Así es

-Necesito encontrarle

La dama alzó la mano y el cielo se abrió mostrando una noche cerrada, Draco conocía bien el cielo de Hogwarts, sin duda continuaba en la escuela pero ya era tarde, entonces la mujer chasqueó los dedos y la puerta apareció, todo se volvió oscuro y la sala pasó a ser una gran habitación llena de cosas por doquier, el chico recogió su varita y salió corriendo.

-Muchas gracias –sonrió el joven -¿Cómo podré agradecértelo?

-No permitas que esta noche me lleve a más gente de la necesaria –susurró la mujer –Y por favor, jamás me temas

Entonces Draco giró sobre sus talones y vio que la mujer ahora era de ojos grises como la niebla, cabello blanco como la nieve, piel casi transparente y vestía una gran capa negra como un dementor, la dama alzó la vista y un pequeño rayo de luna la atravesó dejando ver su rostro como una calavera, sólo entonces el chico advirtió que aquella dama era la mismísima muerte.

Better Ron than whiskyWhere stories live. Discover now