Capítulo 9.

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-¿Y seguro que no estorbaré? - preguntó por enésima vez.

-¡Que no! ¡Deja de insistir!

-¡¿Entonces por qué estás tan nervioso?!

-Tengo miedo de que se ponga escandalosa - ella frunció el ceño.

-¿A qué te refieres, Carter?

-Siempre tiende a hacer escándalos cuando me ve con una chica... La trata de echar.

-¿Te ha dicho porqué hace eso?

-Sí... Dice que ninguna le cae bien, que todas le dan mala espina.

-¿Y alguna de las chicas con las que estuviste resultó?

-No.

-Pues hazle caso... Si dice que no le doy buena espina me voy, eh.

-P...

-No te estoy pidiendo autorización. Si no le caigo bien, me voy.

Antes de que él pudiera protestar, alguien tocó la puerta.

-Ha llegado.

-¡Voy yo!

-¡No...! ¿Qué crees que haces?

-Quiero ver su rostro al verme - se encogió de hombros, con una enorme sonrisa en el rostro.

Se levantó lo más rápido que pudo para que Carter no la agarrara.

-¿Sabes, Carter...? - decía desde el otro lado de la puerta - ¡No pienso espe...! - abrió la puerta, dejando a la chica estupefacta.

-Noup... No soy Carter.

-¿Y quién... eres? - balbuceaba.

-Oh, soy Isabelle.

-Ve...

-Verónica, lo sé - la interrumpió.

Se hizo a un lado para que Verónica pasara.

-Hm... ¡Verónica! - dijo con la voz temblorosa.

-Carter - entrecerró los ojos.

Isabelle cerró la puerta delicadamente, para luego mirar la escena de la hermana, a ver si la aceptaba o no.

-¿Quieres algo de tom...?

-Cerveza.

-Uh... Aquí no tengo más.

-Ve a comprar, hermanito - éste abrió los ojos de par en par.

-¿Quieres que te deje aquí..., con Isabelle?

-¡Claro! ¡No muerdo!

-Ver...

-Carter, sé un buen hermano y ve a comprar cerveza - se metió la pelirroja.

-¡La apoyo!

-Vale - dijo a regañadientes -, pero luego no se quejan si alguien mata a alguien, eh.

-De eso no prometo nada. Ahora vete.

-Isabelle...

-Estaré bien, Carter - le sonrió.

-Verónica... No la espantes.

-¡Como si yo fuera capaz!

-Ahá, claro... - suspiró - Está bien, iré. ¡Pero si llego a enc...!

-¡Carter! - dijeron al unísono.

-¡Ya va, ya va!

Y sin más salió, pero no sin antes llevar la llave del auto y cerrar la puerta con fuerza.

No sabía porqué pero estaba cabreado, tenía miedo de que su hermana llegara a echarla...

-Qué paranoia la de mi hermano - soltó un suspiro mientras se tiraba en el sofá.

-Tiene miedo.

-¿De qué? ¿De que te diga que te vayas y esas cosas?

-Sí - se sentó al lado de Verónica.

-No lo haré... Me gusta tu estilo... - la miró de reojo.

-El tuyo tampoco está nada mal, eh...

Verónica vestía una camisa militar, con unas tachas en los hombros; un par de shorts cortos; botas negras; y una gorra Obey, negra.

-Gracias... Una pregunta, ¿qué eres de mi hermano? ¿Su novia acaso?

-No... Sólo nos conocimos hoy... - se quedó un momento callada, con el ceño fruncido - ¡Oh, demonios! - chilló.

-¿Qué? Tranquila, el no te trajo para...

-¡No es eso! Estoy aquí porque lo traje... Él estaba ebrio, y no podía conducir.

-¿Crees que ya se le pasó?

-Tal vez un poco... Pero no estoy segura.

-Bien... - se acomodó mejor en el sofá - Cuenta hasta seis.

-¿Para q...?

-Uno... dos... tres... cuatro... cinco... - alguien golpeó la puerta, impaciente. Verónica chasqueó la lengua - Bingo.

Una desgracia con suerte.Where stories live. Discover now