Como si fuera tan fácil. Odio y amo los abdominales, amo como se siente el dolor pero al mismo tiempo lo odio. Estaba en el gimnasio apuntó de terminar mi rutina sólo dos ejercicios más y listo... eso si es que James no se le ocurre ponerme algo más.
–Bien–James me paro–. Ahora harás bicicleta, pero rápido–suspire cansada–. Vamos que es el último. Go, go, go.
*
–Todo por hoy–se levantó del suelo desde donde me estaba viendo–. Te puedes ir–me guiño el ojo.
Siempre tan coqueto, reí y me fui hacia los bañadores de las chicas. Solo me refrescaría un poco y cambiaría la parte de arriba que estoy bañada en sudor. Ew.
Una vez lavada mi cara y cambiada salí en busca de Harry en el cuarto de boxeo. Vi que aún estaba pegando al saco aún así que decidí esperarlo afuera.
–¿Te veo mañana, Gomez?–James salió del edificio segundos después que yo. Volteé a verlo y seguía con su sonrisa.
–Um, todo depende de lo que me vayas a poner–le dije divertida a lo que el río.
–Tienes poco aguante–se colocó al lado mío en la pared en la cual estaba recostada.
