Marcas 1.

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Aveces, no nos damos cuenta de lo que hacemos, mejor dicho, no tenemos la noción del porque hacemos lo que hacemos. Es fácil pensar que para eso existe la terapia, pero nunca se empieza un problema con un tratamiento, aveces nunca hay un tratamiento y aveces no distinguimos el problema, pero siempre va a existir un 'porque', siempre va a existir una causa, y las famosas consecuencias van a estar ahí marcadas por el resto de nuestras vidas. Siempre hay marcas. Siempre.

Y ahí estaba el. Como el típico hombre que quiere desaparecer problemas con alcohol, cual hoy pasaba como agua, mas el olvidar seguía siendo una tarea difícil, imposible.
Por supuesto estaba bien camuflado. Ropa negra y capucha puesta. Nadie lo distinguía ni se daba cuenta de quien ,en verdad, era. Solo el barman conocía su identidad, ya que eran conocidos desde la escuela secundaria y se llevaban muy bien. Dejo de tomar cuando se dio cuenta de que estaba lo suficientemente ebrio y mas que decidido por lo que iba a hacer, por lo que hace ya bastante quería hacer y necesitaba hacer.
Salio de ese bar y camino hacia su casa, la casa de ella. Su ciudad natal no le traía mas que melancolía seca. Cuando se encontró en frente a la entrada de la casa, recordó las veces que la observo escondiendo la llave por debajo del tapete de la puerta principal. No tardo en encontrarla para poder entrar. Cerro la puerta muy despacio detrás de el y mientras se acercaba paso a paso a su habitación pensaba en todo este tiempo que ella lo estuvo esperando incansablemente, aunque nunca lo supiera, siempre estuvo ahí, esperándolo.
Al fin se encontraba frente a ella, pero apenas podía detener sus impulsos. Se sentía como un carnívoro hambriento,con las manos atadas, enfrente de un plato repleto de carne roja. Quizás no tenia sus manos tan atadas, pero sabia bien que aun no podía saciar su sed, por mas tentador que fuera, por mas tentadora que fuera ella.
Respiraba como un ángel al cual solo le faltaban las alas. Despacio comenzó a abrir sus ojos, tal vez un presentimiento de que algo andaba mal.
-Mía...- Canturrio el, mirándola desde arriba.
-Q-quien eres?- Comenzó a asustarse al ver a un completo extraño vestido de negro, en su habitación.
  Antes de que pudiera huir, el estaba sobre ella.
-Shhhh tranquila Mía, tranquila mi amor- Dijo con una risita y un dedo sobre los labios indicándole que se callara.
Ella miro a sus costados y comenzó a moverse intentando quitarlo de encima, pero era imposible.
-Shhh no te muevas, no seas tonta- dijo el viéndola con una sonrisa de ternura y sujetando fuertemente sus muñecas.
Finalmente sus ojos azules chocaron miradas. Algo no la dejaba gritar por auxilio. Quería huir, pero todo la retenía en esa situación. El se acerco mas y sus respiraciones ya se mezclaban. Estaban muy cerca.
-Que quieres hacer...eh?- No lograba entender lo que estaba sucediendo. La pregunta la tomo desprevenida.- Justo en este momento, que quieres hacer?
No sabia que responder.
-Responde cuando te pregunto! Quieres huir?
Ella asintió asustada. Soltó el una carcajada
-Lamento arruinar tus planes, eso no va a poder ser, pequeña.
Hundió sus suaves labios en los de ella carnosos y rojos, para satisfacción propia.Pero ella no abría su boca. Hambriento mordió y lamió con desesperación. Sostuvo, por un momento, sus dos muñecas con una mano y con la otra busco un lazo rosado en su bolsillo, el cual no tardo en encontrar, y con este ato sus manos a la cabecera de la cama. El, con manos libres, toco y manoseo con deseo, todo el delgado y puro cuerpo de la joven. Parecía querer comencé su alma. Coloco sus grandes manos en cada pecho de ella, y fue bajando hasta el borde de sus bragas. No le importo bajarlas rápidamente. El, detenía sus movimientos pero ella activaba los suyos. Ella estaba tan fría, y el tan caliente. Desabrochó de su cinturón y bajo el cierre de su pantalón.
Fue como una explosión. Algo se rompió. Ese instante la hizo gritar, pero la boca de el ahogaba cualquier grito, donde el aprovecho para meter su lengua en su boca.Entro en ella sin importarle nada. Comenzó a moverse rápido. La tocaba como el quería, esas manos tan famosas sabían muy bien lo que querían. La tenia para el, para su antojo. No paraba de besarla, si no era por tomar aire y volver a morderla.
Lamia, chupaba, tocaba todo su frágil cuerpo. Intensificaba el ritmo a medida que se acercaba al clímax. Llego al éxtasis final, el cual tanto había ansiado, era mejor con ella que lo que había soñado. Esto ya no era un sueño.
Recostó su cuerpo al lado de la joven y una vez recuperado, se levanto y se vistió.
Ella aun seguía con la respiración entrecortada.
El se paro a observarla con ternura en sus ojos. Pero ella desvío la mirada.
-Mírame- Dijo el, algo molesto por su actitud. Pero ella se negaba.
-Mírame, dije! Mía, se una chica buena- dijo mientras palpaba con su dedo pulgar los labios de la pequeña joven.
Ella levanto la vista hacia los ojos claros del desconocido hombre y este sonrió complacido.
-Muy bien, nena. Quiero que escuches atentamente mis palabras porque no me gusta explicar las cosas dos veces, y hacerlo me haría molestar. Tu no quieres que yo me moleste verdad?
Ella negó intimidada. El sonrío complacido.
-Desde hoy en adelante eres mía. Mía y solo mía. Si yo digo que hagas algo lo harás, siempre obedecerás mis ordenes, no intentes escapar, eso seria muy tonto, te encontraría en un abrir y cerrar de ojos. Si te portas mal obviamente recibirás un castigo. Puedo hacer lo que yo quiera con vos, cuando y donde quiera. Dormirás y vivirás conmigo. Vestirás como yo decida, tragaras lo que yo decida y etcétera. Creo que entendiste, no es así, pequeña?- ella asintió tímida a su respuesta. El extraño rubio beso sus labios.
-Responderé una pregunta. Escoge bien tus palabras.- espero a que ella formulara su pregunta. Y ella por fin pronuncio...
-Q-quien e-eres?- soltó el una carcajada.
-Yo soy...buena pregunta. Quieres saber mi nombre? Bien, es irrelevante, pero okey. Me llamo Manuel, Manuel Neuer.
Nada cambiaría las cosas. Ninguna pregunta, ni ninguna respuesta.
-Ahora es mi turno de preguntar...
A quien le perteneces, pequeña?.
Tardo en responder, pero finalmente lo hizo.
-A-a t-ti- dijo mas que apenada.
-Muy cierto- bajo de nuevo a sus labios. Para luego colocar un pañuelo húmedo con algún liquido, haciéndola respirar en este y así sus párpados se iban cerrando de apoco.
Era real. Ahora le pertenecía. Le pertenecía a alguien que no conocía, que lo único que sabia era su nombre y que era su dueño. El fue el que la rompió esta misma noche, quien le quito su virginidad a la luz de la luna que se filtraba por la ventana, quien la marco para el resto de su vida, quien seguiría dejando marcas. Siempre dejaran marcas y siempre las habrá.



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⏰ Last updated: Apr 24, 2017 ⏰

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A MercedWhere stories live. Discover now