VI [L]

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Camila me dió varios días de descanso cuando le enseñé la maqueta de las canciones para que pudiera acostumbrarme a la ciudad. Aproveché esos días para buscar un piso propio aunque Camila me insistiese para que me quedase con el apartamento que ella me había dejado. Estaba bien, pero no me gustaba eso de ser controlada por la gente, y mucho menos por mi jefa. Encontré un piso cercano a Central Park, era pequeño, estaba en lo más alto del edificio, y solo me gastaría menos de la mitad de mi estratosférico sueldo, lo que a su vez me permite gastarme el restante en comida y... libros. Durante esos días, llamé a Dinah Jane, la antigua alumna de mi psicólogo. Hoy era mi primera sesión con ella.

Cogí las llaves del piso y me las puse en el bolsillo trasero del pantalón, al igual que el móvil. Bajé las escaleras, pues aquel día me sentía con las ganas suficientes como para hacerlo, pero en cuanto llegué a la planta baja decidí que un café no me vendría nada mal porque madre mía... Quién inventó las escaleras de verdad quería que nos ahorrásemos dinero en gimnasios.

Había una cafetería cercana tanto a mi piso como a la discográfica. Me pedí un café tamaño Keir (Gorila, te echo de menos) y bebí de camino a la consulta.

Aquel edificio era tan blanco que parecía que si una hormiga se acercaba, la propia luz solar iba a acabar con ella y a retirarla sutilmente del suelo. Entré y busqué el nombre de Dinah en la gran pizarra de salas. La sala 727... ¿Piso séptimo sala 27? Dime que el ascensor no está averiado, por favor, mundo.

Busqué el ascensor a toda costa y me puse las gafas de sol. Al parecer el vídeo que había subido la discográfica con mi previa de la canción había causado revuelo, y la gente ya se estaba empezando a preguntar que quién era la nueva componente de LYRA Records... Normani me dijo que me mantuviese discreta. Yo sabía que era lo suficientemente bella como para que me reconociesen hasta con una máscara pero... Si la jefa decía que había que taparse, entonces me taparía.

En el ascensor me sentí enlatada en una lata de sardinas porque cinco hombres trajeados que parecían parodiar a los hombres de negro de la película de Will Smith se colocaron delante de mí y fueron viajando de un piso a otro. La planta séptima parecía que no llegaba hasta que "Din", se abrieron las puertas y pude por fin llegar a mi destino. Tiré el vaso de café en una papelera y llamé a la puerta hasta que se escuchó un "adelante".

— Soy Lauren Jauregui. Aunque ya deberías conocerme.

— Claro, tengo tu nombre apuntado junto al de otros pacientes. Pasa.

— Oh, yo pensaba que ya era especial... —bromeé sentándome en la silla frente al escritorio de la psicóloga.

La doctora sacó una libreta y comenzó a apuntar.

— ¿Te sientes especial?

— ¿Tú no?

— Las preguntas las estoy haciendo yo, pero en todo caso, sí, me siento especial.

— Creo que todos lo somos.

Puede que me pusiese algo nerviosa al ver como Dinah no dejaba de apuntar en esa libreta "vetetuasaberquéestabaapuntando" sobre mí. Quizás me molestaba estar siendo analizada todo el rato... Me pasó con mi anterior psicólogo, pero pronto entendió que la libretita no le iba a servir para nada.

— Esa es una buena respuesta, Lauren. ¿Cómo te sientes hoy?

— Tu libreta me pone nerviosa. No me gusta, ¿por qué tienes que escribir todo? Seguro que después no lo lees... Yo no lo haría.

— Es mi trabajo leerlo. Gracias a esta libreta puedo saber qué piensas más tarde y cómo evolucionas, Lauren. ¿El tuyo cuál es?

— Darle trabajo a personas que escriben en libretas.

Instant Chaos [Camren]Where stories live. Discover now