Ástral: donde una mirada puede ser el inicio y el final de todo.
En una sociedad donde debes pertenecer solo a un bando no puedes andar por la calle como si fuera lo más cotidiano. Corres peligro de dejar de ser tú mismo, de los tuyos, y pasar al...
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West recordó lo que solía hacer cuando había tormentas en verano. Él se sentaba y observaba el cielo, esperando; observando cómo la calma se transformaba en tormenta; como el cielo se oscurecía; como los rayos llegaban, trayendo con ellos la lluvia y los truenos, y el caos.
Era justo lo que hacía ahora, vislumbrar sus últimos momentos de lucidez antes del inicio.
Aunque él aún no lo sabía.
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Le recordaban al bosque.
No a los nuevos creados artificialmente, no, a los antiguos, a los de antes de Ástral, de Lyrbia, incluso antes de que el Proyecto fuera creado. Solo quedaban fotografías muy bien guardadas de esos parajes, grandes árboles que conectaban el cielo y la tierra, uniéndolos con sus copas y sus raíces que se alzaban y hundían en la tierra fértil de aquel entonces. Le gustaba imaginar los senderos ocultos que los árboles guardaban, como un secreto ancestral que pasaba de generación en generación, solo que a través de ellos, los gigantes del bosque. Tampoco olvidaba el cielo, un cielo azul claro que pasaba entre el follaje y llegaba a los que se aventuraban a entrar, aquellos que caminaban sobre una tierra blanda y marrón, donde crecían arbustos, donde la fauna caminaba.
A Diane le hubiera gustado estar allí, pero no era posible. Como volver a ver el mundo tal y como lo conocía después de lo que iba a suceder.
