XV

3.7K 450 63
                                    

Jason me dijo que mi coche ya estaba arreglado y prácticamente salté de alegría.

-¡Muchas gracias, Jason! No sé cómo podría pagartelo... -dije, realmente agradecida.

Él se acercó más a mí.

-No quiero que me agradezcas nada, Lydia. Estas cosas las hago porque yo quiero, no por hacerte un favor. -me aclaró.

Abrí mis ojos de par en par, sorprendida.

-No entiendo por qué quieres ayudarme en cada cosa que hago. No puedo hacer menos que agradecerte, Jason -respondí.

-Está bien, entonces con un gracias me basta -dijo.

sonreí complacida.

-Entonces, debería irme ya a mi casa -comenté, recordando que debía hacer la cena en cuanto antes ya que mañana tenía clases.

-Ten cuidado cuando conduzcas. Mejor aún, ten cuidado cuando estés en tu casa. Ese sujeto podría hacerte algo peor que rajarte la siguiente rueda de tu coche -advirtió.

Asentí con la cabeza y miró a Sophie, haciendo que ésta se marchase. Entonces, él se acercó hasta mí.

-No quiero que medites las palabras que te dije esta tarde, pero sí quisiera obtener una respuesta. Tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero pronto me gustarías saber qué opinas sobre todo esto. Siento algo por ti y eso es innegable. Es la primera vez en mis veinte años que algo así me pasa y me encuentro bastante extraño. No sé si será así como la gente suele declararse, pero me costó bastante haberlo confesado tan apresuradamente. Espero no haberte importunado - me dijo.

Le miré empática.

-Tan sólo dame tiempo para poder digerir tus palabras. Si te soy sincera, aún estoy conmocionada por tu confesión. Es más, necesito conocerte mejor para poder saber cuáles son mis sentimientos. Aún no comprendo cómo es que empezaste a sentir esto por mí tan apresuradamente y, ¿quién sabe? tal vez estés confundiendo tus sentimientos, pero si es cierto lo que dices, podríamos conocernos mejor -respondí honesta.

Él sonrió satisfecho.

-Genial entonces. Mañana nos vemos -dijo y ambos nos despedimos.

Encendí el motor del coche y comencé a conducir.

El camino hasta casa me pareció bastante corto. Tal vez fue porque mi cabeza no paraba de bombardearme recuerdos de esta tarde. Primero, la confesión de Jason; segundo, la hendedura de la rueda de mi coche; tercero, la enigmática habitación de la casa de Jason... Y entre pensamiento y pensamiento, llegué a mi destino.

Una vez me adentré a mi apartamento, empecé a hacer la cena y más tarde me dediqué a estudiar algo de biología.

Una vez terminé, penetré mi habitación y me quedé dormida al instante. Eran las cuatro de la madrugada cuando fui despertada de un incesante y molesto ruido proveniente de mi ventana. Me acerqué a ella para ver qué se trataba y en ésta había un pedazo de papel el cuál rezaba: No confíes en quien no conoces.

Arrugué mi entrecejo. Sabía lo que aquella frase quería decir, pero no comprendía el hecho de que estuviese en mi ventana. Tal vez se habría extraviado.

Cansada, tiré el papel hacia abajo.

Me volví a la cama y descansé de nuevo.

...

Hoy, Connie había ocupado su puesto en el café, y eso implicaba no tener que soportar a la sobrina del jefe por más tiempo.

Todos quedamos alucinados tras la llegada de nuestro amigo pues su recuperación fue bastante rápida y eficaz.

-¡No vuelvas a irte jamás! -exclamó Beth cuando le vio llegar mientras se abrazaba con fuerza contra él.

Connie me miraba asustado, pidiendo una explicación con la mirada, pero no ofrecí respuesta alguna.

-También me alegro de verte -respondió Connie.

Una vez Beth se despegó de él, me acerqué yo.

-Es estupendo volver a verte por aquí -dije yo, sonriente.

-Y es estupendo que no me recibas de la misma forma que Beth -respondió él y ambos reímos.

-¿¡Después de haberme preocupado por ti!? -recriminó ella, molesta.

-Si te preocupas por mi, no me des motivos para hacerlo -dijo Connie, y caminó hasta el vestuario para ponerse su uniforme.

...

Dos clientes más tarde, la puerta sonó indicando que Jason era el tercer cliente, y tomó asiento en su respectivo lugar.

-¿Qué será lo que le lleva a este chico a venir? no falta ni un día -preguntó Beth, susurrando en mi oído.

-Creo que le gusta... nuestro café -contesté algo nerviosa.

De repente, él me miró y sonrió.

Mi rostro se enrojeció al instante. Cosas de humanos...

-¡A mi me parece que le gusta otra cosa! -exclamó Beth, divertida, y le mandé a callar.

-¡Idiota! podría escucharte... - susurré avergonzada.

-Ahora lo sé. Te mira diferente... esa mirada sólo puede significar una cosa. Lo sé porque fue así cuando Johansen quería salir conmigo. No quiero decir que no siga mirándome de la misma forma, claro, pero esas miradas primerizas son tan notorias... -decía ella mientras yo me ruborizaba más y más.

-Lees demasiadas novelas de Federico Moccia -le recriminé antes de caminar hasta Jason. Lo último que escuché fue su risa.


Gracias por las visitas/comentarios/votos. Espero que estén disfrutando de la novela.

Fix Me Up 『Jason The Toymaker』Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora