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Se iba. Se iba para siempre. No soportaría dejarlo ir. Tenía que hacer algo pero no lo hice.
Lo abracé y mis lágrimas empezaron a salir de mis ojos. Duele.
Duele que tu mejor amigo con mucha afinidad se vaya de este lugar y, lo peor, de país.
Duele de que cada vez que lo veía, tenía ganas de besarlo pero no pude.
Me odio por no hacer nada.
Me odio por no decirle "te quiero"  en una oportunidad frente su cara.
Me odio por no declarar mi sentimientos a él.
Pero eso es todo. Quedé como un gran charco de lágrimas.
Y entonces él me dijo:

-Eli ¿te digo algo?- dice él- Te quiero - y me besó.

Sentía esa sensación de Las Típicas Mariposas en el estómago desde que lo conocí. Me suelto de él por falta de aire. Esa sensación me dio escalofríos en mi cuerpo. Entonces cuando lo estaban llamando le dije:

-Yo también te amo, idiota- lo besé por unos segundos y lo solté. Sabía que ese momento iba a quedar en mi interior hasta que muera.

Entonces se fue.


Diario De Una Enamorada #PremiosTiempo2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora