Capítulo 2

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Bien, mi tercer semestre había comenzado de maravilla, ya tenía el primer castigo en tan solo menos de media hora, en la primera y estúpida clase, con el profesor ardilla, bien Guillermo.

¡Oh! Sí, ya hasta le había inventado un mote, espero y que cuando lo sepa le guste tanto como a mí.

(...)

Pasaron las tres primeras horas, y como tenía clase libre, decidí ir ala cafetería.

Alex estaba comiendo un sándwich con su amigo, David, que por cierto también es amigo mío, pero por alguna razón no podemos estar los dos demasiado tiempo solos, y sospecho algo, desde el verano pasado, ellos dos se fueron a un campamento de verano obligatorio de su facultad, pienso que algo me esconden, ya que desde esas fechas han estado mas unidos. Alex parece mas mi amigo que mi novio.

- ¡Hey chicos!

- ¡Hola amor! No te vi llegar.

- Pero si estaba detrás de ti cabezón! - Otra vez esa risa burlona, me tiene hasta los cojones.

- Calla David.

- ¡¿Y ahora qué hice?!

- Nada David, no haz hecho nada, ya sabes como es - No quería presenciar una pelea ahora, solo me senté a un lado de mi novio.

- Bien, gracias Guille, nos vemos luego chavales.

- ¡Adios! - Alex y yo dijimos al unísono.

- ¿Porqué siempre que llego no se demora en irse? ¿Le caigo mal?

- No lo creo, mi mejor amigo es algo raro.

- ¡Ja! ¿Algo raro dices? Yo diría que mucho, ¿No?

- Pues sí, creo.

- ¿Sabes? Tu también haz estado raro desde hace cierto tiempo. - Cuando dije eso, fue como si la sangre se le hubiera salido del cuerpo.

- ¿Yo? Pff... ¡Claro que no!

- Si, claro. ¡Todas las vacasiones estuviste evitandome, no querías hablar conmigo, me dabas muy pocos besos, y solo lo hicimos menos de 3 veces!

- ¡Guillermo! - Ignore su reprimenda, tenía que saber que le pasaba.

- Hasta hoy en la mañana. ¿Qué te sucede? Cada vez cambias más, ya no eres el mismo Alex.

- Todas las personas cambian. ¿Acaso yo no puedo?

- Sí, si puedes, pero este Alejandro no es de quien yo me enamoré, estás mas distante.

- Pues, lo siento si no te gusta así.

- ¿Paso algo que yo no sepa? ¿En el campamento?

- ¿A qué campamento te refieres? Yo no he ido a ningún camp... - De pronto abrió los ojos hasta el punto en el que parecían salirse de su lugar, y en ese momento me di cuenta, que me había mentido todo este tiempo, y que posiblemente lo que pensaba, no era mas que la verdad.

- Hay una explicación por la cuál te mentí.

- ¿Qué pasó esos días? - Sentía como mi corazón se estrujaba, mis ojos empezaban a resguardar lagrimas que pronto saldrían de su lugar.

- Yo... no puedo, perdóname... perdóname, perdóname amor, perdóname...

- ¡¿Qué cojones hiciste Alejandro?! - Trató de tomarme de las manos, pero de un movimiento brusco, me separé de él.

- Te juro que no quería hacerlo, yo te amo a ti y a nadie más, eres el único en mi vida Guille... - La frustración se notaba en sus palabras.

- ¡Solo! Sólo... responde una pregunta. - Las lágrimas cada vez invadían mas mis ojos, sabía lo que venía, lo supe todo el tiempo.

- ¡La que quieras! ¡La que quieras!...

- Tu... ¿Me engañaste con David? - Lo dije, sin ninguna anestesia, sólo, lo dije...

- Yo... Guille... lo lamento, te juro que yo no quería, te lo juro mi amor. ¡Tienes que creerme! - Y ahí fue cuando no pude más, todo se derrumbó.

- ¡No! Vuelvas a llamarme así en tu vida, no te me acerques... Si alguna vez me amaste tanto como yo lo hice, no lo hagas. - Ya no podía aguantar más, las lágrimas rodaron por mis mejillas, hasta terminar en el suelo.

- Sabes que no puedo hacer lo que me pides.

- Sólo, si alguna vez me amaste, un poco aunque sea, no vuelvas a llamarme, jamás.

- Guille, perdóname mira, esto se puede arreglar, podemos hacer que todo esté como antes.

- Esto ya no tiene arreglo Alejandro.

- Claro que lo tiene, si tu me amas, podemos...

- Todo el amor el amor que te daba, el amor y cariño que tenía para ti, lo tomaste y lo destruiste de un momento a otro.

- Por favor, Guille, perdóname.

- No Alex, perdóname tu a mí, perdóname por equivocarme contigo. - Quería irme, no me gustaba que alguien me viera llorar.

- Guillermo... de verdad lo siento, no se qué me pasó... no sabía en qué pensaba.

- Yo tampoco sé que fué lo que hice para que me pagaras de esta manera.

- No haz hecho nada Guille.

- Bien, nos vemos Alejandro.

- No Guille, espera. - Me tomó del brazo, y de manera inmediata me solté de su agarre.

- Ya no tenemos nada que decir, esto se acabó Alejandro.

Me fuí de la cafetería, corriendo como un niño pequeño, asustado, llorando, mi corazón me dolía mas que nunca.

No quería verlo nunca más.

No quería...

Creí que éste iba a ser un día bueno, pero parece que resulto ser todo lo contrario.

Corrí lo más que pude por el pasillo principal, hasta salir de la Universidad, lo único que pude escuchar fue un grito agudo decir mi apellido.

Pero eso no impidió que siguiera corriendo, con las lágrimas saliendo aún de mis ojos.

Creí conocerlo de toda la vida y nunca imaginé que me hiciera esto.

Llegué a mi casa y entré demasiado rápido a decir verdad, escuché que salió mi madre al oír el sonido de la puerta azotarse, seque mis lágrimas, aunque ya había sido tarde.

- Pero hijo. ¡¿Que fué lo que pasó?! ¡¿Porqué vienes así?!

Hice caso omiso y me fuí a mi habitación, azotando de la misma manera, llorando de nuevo y acurrucandome en mi cama.

Mi madre entró y lo único que hizo fué abrazarme muy fuerte, como cuando de pequeño tenia pesadillas en las noches de otoño.

- ¿Porqué lo hizo mamá?

- Tranquilo hijo, cuéntame anda.

- ¿Cómo pudo? - La abracé de la misma manera, tan fuerte como ella a mi.

<<Dicen, que "Cuando llueve, es porque las nubes no soportan el peso del agua en su interior, así, como cuando una persona llora, es porque ya no soporta el dolor que siente en el corazón">>

EL MEJOR PROFESOR | Wigetta (M-Preg) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora