prólogo

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Abril de 1954

Bristol-Inglaterra.

-Ni lo pienses- le sonreí.

-No lo había pensado, pero todo esto es raro.-Tomé su mano y la atraje hacia mi.

- Simple, esos seres son inexistentes, Amalia no creas todo lo que te dicen.

El pasto se zarandeaba de un lado a otro, sólo se escuchaba la risa de Amalia y la mía. La brisa era fresca y tenía que ser disfrutada al máximo.

- Okay entonces dime, que es lo que percibes.

- Cierra los ojos junto con migo. -respiré profundo y apreté su mano antes de hablar.- al tocarte percibo un dulce sabor...

- ¿A qué? - me interrumpió, reí por lo bajo y continúe.

- Creo que a vainilla, eres mi dulce vainilla, y tu voz es de un débil pero hermoso color morado.

Abrí los ojos y la mire atentamente.

- Eres un tramposo, no creo que seas capas de ver eso, mis sospechas son ciertas.

- Vamos de nuevo. -reí y bese su frente. - ¿En serio tienes 19 años Amalia?, no soy un vampiro o un mago. -Reí de nuevo y ella frunce el ceño, tan encantadora que se ve al hacer ese lindo y peculiar gesto.

De pronto ella se puso sería y sus músculos se tensaron, mi cerebro se puso alerta y busque su mirada.

- ¿pasa algo? - pensó lo que diría y por fin me miro a los ojos, algo la perturbaba y no quería que yo me enterara, pero eso era inevitable.

- No te asustes, pero yo... sabes lo que tengo y al parecer, no me queda mucho tiempo, cada vez esta más débil y mis padres... ellos ya sabes me protegen mucho.

- Que sean de alto poder no quiera decir que deban comportarse así porque sean malos.

- Moriré, no quiero dejarte. -La abracé fuerte, era todo lo que yo podía hacer al respecto, estar con ella hasta que todo sucediera.

- Nunca me dejarás... te diré un secreto. -me acerqué a su oído.- siempre, recuerda esto, siempre estaremos juntos, a donde quiera que tu alma vaya yo iré.

Agosto 1976

California-Estados Unidos

-Algunas personas padecen sinestesia, esta relacionada con las personas que tienen autismo o tienen episodios de epilepsia, pero ninguna de esas es mi caso. - le explique a Tara, ella me miraba con completa fascinación y eso me causaba demasiada ternura. - Puedo percibir colores y sabores con sólo escuchar palabras y tocar objetos. Y no estoy drogado.

Dramatice y ella río, amaba estar con ella, en este momento estábamos sentados en un pequeño lago de un parque. Me había costado 2 años encontrarla de nuevo, Tara se había marchado desde Texas hasta California con sus padres y tuve que viajar para encontrar su pequeña aura, no me permitía volverla a perder. La primera vez tarde 17 años en encontrarla después de lo sucedido.

- Te extrañaba tanto - Tomé su mano y la apreté.

- Mis padres están demasiado angustiados por mi.

Esas palabras me incendiaron y entre en pánico por un segundo. No podía ser que sucediera eso de nuevo.

sinestesiaWhere stories live. Discover now