Luego, todas las personas que estaban reunidas alrededor del patio caminaron hacia la montaña, sólo para arrancar algunas ramas de los árboles. Lo extraño de ese momento era que las personas parecían pedirle permiso y perdón a los árboles, como si ellos lo pudieran escuchar. Eso me recordó a la primera vez que vi a Sonia, cuando arrancó varios cabellos de mi cabeza para poder dejarme entrar a la casa, un casa que ahora era mi refugio contra seres malignos, era mi protección mientras Cristóbal se hallase lejos de mi.

Las personas se acercaron a un árbol que sobresalía del resto, un árbol bastante alto y frondoso que estaba casi dentro del patio de Sonia. Luego, las personas colocaron las ramitas que habían arrancado con bastante cuidado en el suelo, de manera que formaron una especie de madera para hoguera.

Mierda. Hogueras, magia, frutas, árboles, velas, túnicas. Todo tenía sentido. Me sobresalté al darme cuenta de lo que estaba sucediendo, y di varios pasos hacia adelante, aunque temerosa de que algo malo le sucediera a mi amiga por mi culpa.

Los hombres y mujeres vestidos con túnicas blancas y negras se pusieron en círculo alrededor de Sonia y Alaysa, y luego se sentaron en el césped, que esta noche se veía más verde de lo que alguna vez fue.

-Hermanos y hermanas.- comenzó a hablar Alaysa, alzando las manos mientras hablaba a manera de discurso -Una nueva estrella ha decidido aparecer en el firmamento, mostrándonos a la persona que voluntariamente ha aceptado ser parte de nuestra Fraternidad.-

Todo el mundo, incluyéndome, escuchaban absortos a la mujer mientras hablaba. Ahora si parecía como una reina, pues todos guardaban absoluto silencio.

-Sonia Deville, eres y serás siempre bienvenida a nuestra Fraternidad, y te lo preguntaré de nuevo: ¿Está dispuesta un alma pura como la tuya a dejar este plano material e impuro, para ascender a un nivel superior, lleno de paz y digno de personas limpias como nosotros?- dijo Alaysa, posando sus enormes ojos negros sobre los verdiazules de Sonia.

Podía ver absolutamente todo lo que sucedía, El lugar en el que me encontraba, cada vez más cerca del círculo que formaban las personas, me proporcionaba una excelente perspectiva.

-Por supuesto que estoy dispuesta.- asintió Sonia, sonriendo hacia la mujer, y luego hacia mi. Esta vez, traté de sonreir, pero solo logré hacer una mueca con los labios. El no saber con exactitud lo que sucedía me frustraba enormemente. Me crucé de brazos, esperando que algo mñas sucediera, cuando la mujer enorme miró en mi dirección de la manera más fría posible.

-Ni se te ocurra cruzarte de brazos si quieres presenciar este acto tan lleno de magia.- dijo la mujer, haciendome temblar de abajo hacia arriba.

En seguida descrucé los brazos y los pegué a mi cuerpo, de manera tan rígida como una piedra.

¿Acaso había dicho magia? Entonces, pude ver la luz. Todas esas personas eran brujas, brujas de verdad; la mujer enorme era su líder, la reina Alaysa; y Sonia iba a convertirse en su nueva integrante en su 'Fraternidad'. El discernimiento me hizo abrir ligeramente la boca y los ojos, estaba sorprendida de que estuviera presenciando una iniciación a un aquelarre de brujas de verdad.

La mujer asintió hacia mi, relajando su cara por primera vez. Luego miró de nuevo a Sonia, que se veía totalmente brillante en su túnica blanca adornada con joyas y con su cabello rubio suelto.

De repente, la mujer enorme hizo algo que me asustó. Rasgó la túnica de Sonia, haciendola pedazos. El trozo de tela delgada cayó a través del cuerpo de la rubia, dejándola totalmente desnuda. El cuerpo blanco de la mujer estaba libre de ropa, y pude ver como no mostraba signos de pudor, más bien parecía encantada con lo que sucedía.

Sol Durmiente.Where stories live. Discover now