Me siento en uno de los asientos de atrás, saco mis apuntes para repasar un poco antes del examen, luego de unos minutos de una lectura rápida, comienzo a hacer garabatos en mi cuaderno mientras mi cabeza está en otro mundo, Patricia. Parece que ese fuese un tema de nunca acabar y por otro lado tengo a Daniel, que cada vez que nos arreglamos algo se mete contra nosotros haciendo que nos distanciemos cada vez más.

Avanzamos una casilla y retrocedemos cuatro, se está volviendo un tanto agotador estar de problema en problema, como si no termina de acabar uno cuando ya el otro está empezando y todo siempre nos lleva a los mismos culpables: Rodrigo y Patricia. Como si ese fuese su único objetivo, acabar con nosotros o por lo menos conmigo. Lo que ella no sabe es que, con atacarme a alejarme de mi chico no me hace daño, en realidad no me hará daño, no ella, me dolerá si me lo hace la persona que quiero... Mi parte débil es cuando me atacan los que más quiero, si descubre eso, estaré muerta. Lo que aún no logro entender es la razón de todo esto, pienso en el tiempo atrás y todo parecía estar normal, parece que de la noche en la mañana una idea se le metió en la cabeza y no parara hasta que el juego quede a su favor. Pero ¿Por qué?

Pienso en todas las posibles hipótesis y ninguna parece ser la correcta: Celos, envidia... Resentimiento ¿Por un chico? No creo que alguien esté tan mal de la cabeza para atormentar la paz de otra persona por un chico; sabes que es una guerra perdida cuando el amor no es correspondido, las cosas casi siempre no saldrán como nosotros queremos, tal vez tanta lucha por algo que no es para nosotros hace que nos ceguemos y no logremos ver nuestro verdadero camino o lo que de verdad nos conviene, sobre todo con las personas... El destino es el quien decide quien entra y quien se va y todos llegan por un motivo y el corazón es el que decide quién es la persona ideal... Daniel no era la persona de Patricia...

Es como esa historia que alguna vez me conto mi abuelo antes de dormir: Toda persona está destinada a encontrar a su alma gemela, no importa lo que pase ni todo el camino que tenga que recorrer, porque al final de todo y sin pensarlo, esas personas se encontraran al final de la ruta y ya nada pobra separarlos.

Suelto un suspiro pesado, todo sería más fácil si él estuviese acá, no es lo mismo llevarlo conmigo en mis pensamientos, necesito sentirlo cerca, saber que esta... Que no estoy sola en todo esto, pasa el tiempo y su compañía se vuelve más fuerte, las ganas de abrazarlo, de fundirme en sus brazos hace que mi pecho se oprima, lo necesito... Necesito su guía para continuar, ojala existiera una opción para regresar el tiempo y tener el poder de decidir quién se queda y quien se va, porque nadie pregunto si estaba lista para continuar esta batalla sola.

Observo hacia un lado y veo la mesa vacía de Clarisa y sonrió. Con ella las cosas serían un poco más fácil, me ayudaría a que mis pensamientos se calmaran un poco, se cómo reaccionaría al verme así, sus palabras menos sutiles seguro me ayudarían a salir del pozo en el que me estoy metiendo pero ahora, ella tampoco está. En un momento a otro el destino decidió apartar de mi lado a mis piezas claves, como en un juego de ajedrez, se han estado cayendo uno por uno, cada peón y solo faltan cuatro y el juego termina.

Debo tomar las riendas de todo y poner el juego en marcha, en mi favor... Antes que todo termine y quede todo destrozado. Es ahora o nunca.

- Disculpen el retraso. Mi sobrina decidió nacer hoy y pues tuve que estar en el parto – Coloca sus cosas en el escritorio aun agitada mientras los mechones de cabello se acoplan en su cara – Como saben tenemos la última evaluación así que por compensar mi retraso, dejare que solo hagan las dos primeras hojas – Los murmureos no tardaron en llegar mientras la profesora repartía los exámenes.

- ¿¡Cinco hojas!?¿¡Nos iba a hacer una evaluación de cinco hojas!? – Escucho que dice un chico en la esquina - ¿Quién cree que somos? ¿Shakespeare?

Esta soy yoWhere stories live. Discover now