оди́ннадцать

535 54 2
                                    

Aiden.
Aiden llegó a consumir mis ganas de conocer a otra persona mientras salía con él. Creía que, por fin, después de haber pasado por momentos difíciles olvidando mi relación con Andrew, yo conseguiría empezar de nuevo.

Pero Aiden jugaba. Jugó todo el tiempo y, tristemente, me di cuenta al final, cuando ya no parecía tener toda su atención y porque de pronto desaparecía sin avisar. Lo vi un par de veces con una chica de la que ya había escuchado hablar, pero le resté importancia porque —como una idiota— yo confiaba en él.

Hasta ese día en el que me preguntó qué pasaba.

—Siento que estás alejándote de mí —aseguró y tomó mi mano derecha, estrechándola con las suyas. Besó mis nudillos y el corazón se me estrujó dentro del pecho.

—¿Por qué? Según yo, estamos bien... —Aunque no, no era así. Yo ya no confiaba tanto en él, pues me traía de un lado a otro, diciéndome que sí pero luego que no. Mi cuerpo estaba harto de seguir pasando por lo mismo una y otra vez.

—Te siento distante y no lo entiendo.

—Bueno, sí —respondí suspirando—. Ya no eres la misma persona que conocí. Al principio te importaban los detalles, me buscabas, y ahora parece que te reprogramaron.

Él se rio, como si la situación lo apenara. Nuestros cafés se habían enfriado sobre la mesa y ahora no había nada con qué distraernos.

—No es eso —respondió después de una larga espera.

—Entonces dime.

—¿Qué hago para recuperarte?

—No es lo que yo quiera que hagas, Aiden, es lo que tú estés dispuesto a hacer. No puedo pedirte que luches por algo que parece que no quieres.

Aiden resopló y soltó mi mano. Podía sentir el final acercándose y quería detenerlo a toda costa. Ya había logrado sentirme bien con alguien y ahora se estaba yendo todo por la borda.

—Creo que lo apresuramos todo —expresó—. Te quiero mucho, Leigh, de verdad, en poco tiempo me hiciste quererte. No me sentía así por alguien desde hacía tanto... Pero no quiero arruinar las cosas contigo.

—Continúa —le pedí.

—Por el momento no quiero una relación seria. No es por ti, es por mí —eso. No había necesidad de que siguiera hablando porque yo ya había entendido todo—. ¿Qué te parece si lo dejamos así? Sin compromisos, pero juntos.

Sonaba absurdo. Incluso la idea de imaginarme en una relación sin ataduras —parecida a la que ya tenía con Dylan— no me gustaba para nada, menos con Aiden, porque él me había dado ilusiones por montón.
Negué rápidamente y me levanté de la mesa. Saqué tres dólares de mi chaqueta y los dejé encima de una servilleta.

—No, gracias. Tú y yo buscamos cosas diferentes. Pensé... me hiciste creer tanto ¿y ahora sales con esto? Los hombres nunca dejan de sorprenderme —le sonreí y él frunció los labios. Por supuesto no se imaginaba que yo le respondería de esa manera—. Necesito tiempo. No me busques.

Di media vuelta y, obligándome a no llorar ahí, contuve la respiración. Giré el picaporte de la puerta de la cafetería y unos dedos fuertes se aferraron a mi muñeca.

—Leigh... Nunca quise lastimarte.

La decisión de Leigh | LIBRO IIIМесто, где живут истории. Откройте их для себя