Capítulo 23

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Sentir el olor de Ana me tranquiliza de sobremanera y su cercanía... Dios, nunca me cansaré de decir lo mucho que amo estar cerca de ella. Tenerla sobre mi costado derecho por las noches resultó ser un bálsamo mágico. Ella era mi cura. En algún momento de la noche me desperté al sentir el fuerte agarre de Ana sobre mi cuello; con la poca luz que entraba a la habitación veía aflicción en su rostro. Estaba teniendo una pesadilla.

-Ana.- Besé su cabello. –Despierta, cariño.- La llamé unas veces más y por fin despertó. –Soy yo.- Acaricié su espalda.

-Gracias.- Dijo aún alterada unos segundos después cuando se aseguró de estar a salvo.

-¿Quieres hablar de ello?-

-Es lo mismo de siempre... él, lo que me hacía... mamá y lo que no hizo...-

-La odias.-

-No.- Respondió de inmediato.

-No tiene nada malo odiarla, hasta cierto punto es comprensible, fue una hija de puta.- Se inclinó y me dio un beso.

-Lenguaje.-

-Es la verdad, Ana, no fue una buena persona. Creo que es más dañino hacerte creer que no pasa nada cuando pasa todo con ella.- Se removió un poco. –No digo que lo dejes salir ahora pero tenlo en cuenta. Sabes muy bien que hay sentimientos negativos hacía ella pero crees que el sentirlos te hará mala persona a ti. No, cariño. Todos tenemos derecho a sentir enojo, rabia, frustración y en tanto no los dejes salir lastiman en lo más profundo de nosotros.-

-Amo y odio que me leas tan fácilmente, Lara.-

-Lo mismo va para ti, rubia.-

-A veces ella le abría la puerta del calabozo para que él... abusara de mí.- Recliné mi cabeza sobre la de ella.

-¿El calabozo?-

-Lo llamaba así porque era el lugar de tortura... algunas chicas tenían relaciones ahí y mamá creyó conveniente que fuera nuestro lugar también.-

-¿Quieres seguir?- Asintió

-A momentos me odié por no ser fuerte... por no tener voz, por no tener algo porque luchar; me odié por ser yo.- Suspiró. –Vi que era inútil resistirme...-

-No creo que hubiera cambiado mucho el resultado final. Incluso pudo ser peor...-

-Estás en lo correcto. Desde ahí entendí que poner resistencia traía consecuencias muy malas y comencé a agachar la cabeza... a no discutir, a no protestar; dejé que las personas pasaran sobre mí.-

-Por personas te refieres a la imbécil de Olivia.- Asintió.

-Mamá me pedía que no llorara... que era mi labor como mujer aguantar eso. Y me chantajeaba con lo económico; si no lo hacía no tendríamos para comer. Incluso con lo que me hacía comía una o dos veces al día cuando me iba bien.- Su voz se apagaba poco a poco. –Ella realmente fue una bruja y me vio a mí como su medio para conseguir drogas.-

-Lo siento mucho, cariño.-

-Cuando él me tocaba o cuando estaba... dentro de mí deseaba morir. Prefería mil veces estar muerta a seguir soportando su olor, sus manos sobre mi piel.- Llevó de nuevo su mano a mi cuello. –Las primeras veces me lastimé las piernas y mis senos de lo fuerte que refregué mi piel al bañarme; quería quitarme la suciedad. Me bañaba maniáticamente buscando purificarme pero su olor era algo que sentía incluso hasta cuando llegamos aquí.-

-¿Sigue pasando?- Negó y la sentí sonreír.

-Dejé de sentirlo cuando me diste tu suéter para que me limpiara la cara.- Fue mi turno de abrazarla más fuerte. –Amé tu olor desde el día que te conocí maldiciendo por haber visto una cucaracha.-

La Hija del PastorOn viuen les histories. Descobreix ara