Copo de nieve. ||Larry Stylinson||

39. I'll make this feel like HOME.

N/A: Cuando vean que ponga ♥— es porque en serio tienen que empezar a reproducir la canción de multimedia, ¡¡se los ordeno!!

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Prov. Louis Tomlinson

Tres días pasaron para que Harry se recuperara por completo de la conmoción. Exactamente setenta y dos horas en donde Louis estuvo cuidando de su amado copo de nieve.

Finalmente habían logrado mudarse a la casa del castaño, que también le pertenecía al menor pero que hasta ese momento no lo aceptaba por completo. Estaban intentando arreglar todo poco a poco, dejando que las piezas del rompecabezas fuesen cayendo lentamente en su lugar adecuado sin presionarlas.

Esta vez, Louis no cometería el mismo error. No estaba empujando a Harry para que recuperara una antigua rutina. De hecho, estaban comenzando una nueva, juntos. Ahora despertaban todas las mañanas justo cuando salía el sol, se sentaban en el sofá del balcón con tazas de té humeantes en sus manos. Esa era una de las cosas que cambió, Harry no soportaba la bebida caliente o levantarse temprano.

Sin embargo, algunas cosas seguían igual. Por ejemplo, la mañana del cuarto día su chico se había acercado para decirle que quería volver a la escuela de artes, y Louis le aseguró que comenzaría a investigar para que el contrario retomara los estudios.

Poco a poco, lentamente, estaban avanzando a pasos pequeños pero certeros. Era más de lo que había podido esperar hace algunos meses atrás. Más de lo que creía conseguir luego del trágico día en donde Harry estaba listo para irse de su vida para siempre.

— Tierra llamando a Tomlinson — una cantarina voz llegó hasta sus oídos, provocando que parpadeara un par de veces antes de regresar a su realidad.

Era de noche en Londres. Entrando el invierno, la ciudad podía tener un toque más frío que la mayoría del año, por increíble que esto pareciera. Pero sólo eso hacía las cosas mejor. Sus ojos se encontraron con Harry quien lo observaba de pie junto al cristal, con una sonrisita divertida en sus labios. Algo le decía que no estuvo haciendo caso a las palabras de su pequeño.

Se encontraban en el London Eye, como pago de la cita que Louis le ofreció a su rizado. Le había llevado ahí, tal cual la vez del acuario, porque tenía mucho significado para ambos, aunque no sabía si Harry lo recordará. La cabina era grande, bastante espaciosa, pero de cualquier forma solamente estaban ellos dos dentro; con un Louis sentado en una banca con forma de tabla que había justo a la mitad.

— No me estabas escuchando, ¿cierto? — Dijo Harry, tomando lugar a su lado. No parecía molesto, en lo absoluto, sino más bien divertido por ver a Louis desaparecer dentro de sus pensamientos.

— Me temo que no lo hice, mi amor.

— Te decía... — El rizado alargó las palabras justo el tiempo suficiente en donde tomaba la mano de Louis y entrelazaba sus dedos. — Que este lugar fue nuestra primera cita, ¿no es así?

Los grandes orbes celeste del mayor se abrieron de manera sorprendida, provocando que el contrario riera y se ruborizada. Por supuesto que no se esperaba a un Harry recordando aquella primera vez, en donde prácticamente casi se ponía de rodillas para que Louis subiera con él a esa infernal rueda giratoria.

Fue lindo, y romántico, porque a pesar de que Louis odiaba las grandes alturas, los ojitos brillantes de su pequeño de nariz roja brillaron tanto cuando se pegaron al cristal que cualquier rastro de temor desapareció de su organismo; sustituido por, claro estaba, una punzada de enamoramiento que crecía más y más a medida que seguían conociéndose.