Comienzos con sabores distintos.

Se convirtió.

De sentimientos, su alma se llenó.
Viajaban rápidamente por cada parte de su ser,
dejándole a la deriva de puro placer.
Si uno le prestaba atención suficiente
podía ver cómo los colores se derramaban
en cada mirada que lanzaba,
en que cada paso que daba
y en cada sonrisa que mostraba,
muchísimos colores,
dependiendo del sentimiento
pero era puramente cierto
que en un arcoiris se había vuelto.