Parte 2

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...Home, I stay
I'm in, come in
Do you feel my hips in your hands
And I'm laying down by your side
I taste these sweet on your skin

Take off your clothes
Blow out the fire
Don't be so shy
You're alright, you're alright...

⎯ Nati, ¿estás en lo que estás?- La voz chillona de mi amiga Melisa retumbó por encima de su estéreo. Le saqué un par de fotos antes de que cambiara a otra postura- ¿Qué te pasa hoy? Parece que estar siete horas al día metida en ese taxi te está dejando más idiota que de costumbre.- Eso es amor de amiga, señores.

⎯ No me pasa nada Melisa, y te digo por millonésima vez que no me digas más Nati, sabes perfectamente que no me gusta.-

Ella simplemente me sacó la lengua y se fue hasta su armario para cambiarse de conjunto. Melisa era la amiga que estaba contigo en las buenas y en las malas pero también era la amiga que era un dolor de culo cuando tenía información privilegiada. Claro que sabía que no me agradaba que me dijeran Nati, ella me lo decía para fastidiarme desde que teníamos once años.

Estábamos en su habitación haciéndole unas fotos. Para ella, tener una amiga que estudiaba fotografía había sido como encontrar una mina de oro. Aún no conocía a otra persona que le gustase más ser fotografiada que a ella. No es que a mí me gustaran especialmente las fotos de estudio, prefiero las instantáneas, pero venir a casa de Meli y sacarle unas fotos nos entretiene a ambas, a ella le encanta posar como si fuese una supermodelo con la música a todo volumen y yo me distraigo del tema que inunda mi cabeza desde ayer por la tarde: Daisy. ¿Qué cojones era todo aquello?

Después de dejar ayer por la tarde a Daisy, volví a casa con la cabeza llena de incógnitas; incógnitas que se iban multiplicando por minutos y que daban paso a miles de conjeturas y cada una de ellas peor que la anterior... Obviamente no le dije nada a mi padre, si se lo decía no podría verla más y eso es lo último que quería. Esa noche me costó horrores dormir y hoy estuve esperando que el puñetero móvil sonase, pero nada, me quedé esperando. No podía estar un minuto más en mi casa, me iba a volver loca, así que agradecí que Melisa estuviera esa tarde aburrida.

⎯ ¿Dónde te has dejado a Toni?- Ella resopló. Toni era el cuarto novio que tenía Melisa este año, y por su cara al nombrarlo pasaría al cajón de los descartados próximamente.

⎯ Ha venido no sé qué familia suya de visita y no podíamos vernos hoy, pero no me cambies de tema, ya en serio, te noto un poco tristona, ¿te pasa algo?- Ella dejó de posar con la "naturalidad" que le caracterizaba y saltó a su cama para quedar sentada en ella; dio unas pequeñas palmaditas para que me sentara a su lado- ¿Hay alguna chica por ahí?- Negué- ¿Tu padre sigue jodiendo con el emporio del taxi?- Negué riendo. No quería hablar del tema con ella, aún no. Ni yo sabía qué me tenía así aunque para qué engañarnos, cuando preguntó por si había alguna chica, el corazón se me aceleró.

⎯ No es nada, Meli.- Le sonreí.- Sólo estoy un poco cansada ¿hemos terminado?- Ella se puso de rodillas como si tuviese un muelle en el culo.

⎯ Ni de coña, hemos quedado en que terminaríamos cuando terminara la lista de reproducción- ¡oh, mierda!- Y ya que estoy aquí.- Se quitó la camiseta que se había puesto hace sólo cinco minutos,- tocan las fotos hot.- Puse los ojos en blanco.

⎯ ¿Ya no te acuerdas de la última vez? Tu madre casi me tira la cámara por la ventana cuando nos pilló.- Ella resopló.

⎯ Mi madre no está así que, vamos, consiente a tu mejor amiga.-

Se tumbó en la cama, se bajó un poco los short para que le viera la cinturilla de encaje de sus braguitas y se colocó en una pose bastante sensual. La verdad es que Melisa estaba mejorando, tanto en sus poses como en su figura. Los años le asentaban bien. Yo fui rotando por su habitación hasta encontrar la mejor luz y comencé a disparar.

Almas CapturadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora