Un nuevo comienzo...Adrien agreste nacio como cualquier otro niño en esta Tierra, pero desde que vio la luz, supo que habia llegado al mundo para algo más grande que una vida de rutina, de supervivencia. De unos ojos verdes deslumbrantes, con su cab...
Allí estabas ella, con el pelo recogido en sus dos coletas, leyendo, su padre no estaba con ella, así que él decidió acercarse. Adrien miró hacia arriba y agradeció al cielo. Entró en el lugar y se sentó a su lado.
- Yo a ti te conozco- dijo casi en un grito, buscando en su memoria de dónde. Cuando por fin recordó, prorrumpió en voz baja para no hacer el ridículo:
- ¡Otra vez tú! ¿Qué te pasa querido?
- Tranquila Marinette
- ¿Cómo sabes mi nombre? ¿me estas siguiendo? –preguntó con falso enfado, intentando ocultar el temor que habia surgido en su interior.
- No, no – Él miró nuevamente hacia arriba y aseguró con una sonrisa – ES EL DESTINO- después de decirlo. Adrien se sintió el hombre más cursi del mundo.
- ¿Destino? Qué ridículo, eso no explica lo del nombre, y no lo tengo escrito en mi ropa como en las películas – respondió.
- Me lo dijo tu mamá.
- Bueno ¿Qué nos fumamos antes de venir?
- Se llama Sabine está en el tercer piso, en la habitación 312. Tu papá se llama Tom.
- ¿Y se puede saber qué miércoles hacías tú con mi madre? – ya no era enojo ni miedo lo que tenía, era curiosidad, pero no estaba dispuesta a dejarse empalagar por la dulzura de su voz y sus hermosos ojos color verde. “Es lindo, pero punto”, pensó.
- Hace años que hago esto.
- ¿Esto qué?
- Pasar mi tiempo con los pobres, los discapacitados, los enfermos y los no deseados.
- ¡Uy que loco, que pesado! Mi mamá no es una indeseada ¿Te piensas que nosotros la abandonamos? – ataco ella al borde del llanto.
Adrien le rodeo con su brazo, besó su cabeza y le comentó:
- He estado con tu mamá casi tres horas y no ha parado de decir lo orgullosa que está de ti y de tu padre. Cuando vine aquí no sabía con quién iba a estar. Una enfermera me dijo que conocía a una persona y me llevó con tu madre. No planeaba pasar tanto tiempo con ella, porque es evidente que compañía es lo que le sobra, pero creo que le hizo bien hablar con alguien de su ambiente familiar – Adrien hablaba tan rápido y no se percató que Marinette le estaba mirando – No quise importunarte, disculpa – en cuanto advirtió que la estaba sosteniendo, la miro y la soltó. Ella le sonrío.
Adrien deseo con todas sus fuerzas que ella no notara cómo se le sonrojaba la cara ante su sonrisa. No obstante, ella lo noto. Se sentó bien y pregunto:
- ¿Por qué hablas así? – preguntó
- ¿Así como? – Cuestionó sorprendido
- Importunarte no es una palabra que escuche muy seguido y menos de un chico como tú.
- ¿Y como soy yo?
“Lindo” –pensó Marinette
- Joven – fue lo que respondió
- Leo mucho – atinó a decir. Se paró y sin mirarla, añadió – Bueno, no te molesto más. Te pido disculpas, ya te dejo. Chau.
Salió disparado por la puerta. Ella supo que había conocido a un chico diferente de todos los demás. Un “vuelve” se le ahogo en la garganta.
- ¿Y cuándo vas a volver a verla? – Pregunto Nino , el mejor amigo de Adrien.
- No sé capaz que está enojada. No quiero caer en el hospital y que me saque rajando.
- ¿No dijiste que te sonrió?
- Sí.. –recordó Adrien suspirando una sonrisa.
- Cable a Tierra para Adrien. Mira, no creo que este enojada, ¿Te dijo estúpido esta vez?
- Si u.u
Adrien y su amigo continuaron conversando la noche siguiente, porque no podían concentrarse en las materias de la facultad.
Viernes fue el día en que ambos se dirigieron la palabra por primera vez. Ya el lunes él estaba apostado en la puerta del hospital. Corrió a la habitación de Sabine. Sin embargo, ella estaba sola como la otra vez.
- Hola! – saludó alegremente la señora sentada en una silla cerca de la ventana.
- ¿Cómo anda la paciente más linda de todo este hospital?
- Bueno, muchas gracias. Ando muy bien- con una seña le indicó que se sentara frente a ella.
Adrien tomó una silla y la acomodó de manera de ver por completo su rostro.
- Me contó Marinette que le hablaste.
- Tiene una hija muy hermosa – reveló Adrien y enseguida se arrepintió de haberlo dicho, porque, en ese momento, ella entraba por la puerta.
- Gracias .. Adrien?¿
- Si, Adrien
Los tres se quedaron callados. Ellos un poco incómodos, la madre, por ellos. No se conocían. Entonces ¿por qué se gustaban tanto?
- Recién llega él – anunció Marinette (refiriéndose a su padre)
- Ya veo, ¿Cómo estás?
- Bien ¿y tú?
- Todo en orden, con un par de materias dando vueltas para terminar quinto año, con todo lo que pasó – respondió y luego se quedo callada – Me fue mal en varios exámenes, pero ahora me estoy recuperando. El viernes estaba estudiando Derecho.
- ¡Qué fastidio! Yo también estoy estudiando, pero ya curso la facultad.
-¿Pará qué? – preguntó.
- Administración, aunque en realidad, no es lo que yo quiero estudiar.
A esta altura de la conversación Sabine había quedado en segundo plano por completo.
-¿Y qué quieres estudiar?
-Nada. Quisiera vivir ayudando a los demás, pero necesito una profesión que me retribuya algo económicamente. También me gusta mucho escribir, leer.
- Sí, y por eso que hablas tan raro- sonrió Marinette.
La madre río por lo bajo. Adrien le miro con los ojos semicerrados y se empezó a reír. En ese momento, una enfermera robusta y de mediana edad echó a los jóvenes para que la paciente pudiera descansar.
- Esteeeee , te invito a tomar un helado – le propuso Adrien esperando como respuesta una excusa para no ir.
- Bueno, dale –respondió Marinette.
El chico casi se desmayó cuando escuchó salir de tu boca aquellas dos palabras. “Oops” , pensó. “¿Y ahora qué hago? Seguro que voy a decir alguna estupidez que me delate y me haga quedar remal..” –pensó Adrien.
Esa tarde ellos hablaron de un montón de cosas y descubrieron que tenían muchas de ellas en común. Después, casi ya al anochecer, él se ofreció para acompañarla a casa. Ella aceptó; así, Adrien tuvo un tiempo más para retener su rostro, ese hermoso rostro del que estaba enamorado.
Llegaron a un edificio no lejos de la casa de Adrien.
-¿Hace cuánto que vives acá? – Pregunto él con sorpresa
-Hace un montón, hace 15 años más o menos
-¡Qué raro!
-¿Por?
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