Capítulo 6: Venado y sudadera de Brad

19.9K 1.5K 440
                                    

Estoy tan cómoda soñando ahora con Liam Payne, pero un frío golpea sobre mi rostro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estoy tan cómoda soñando ahora con Liam Payne, pero un frío golpea sobre mi rostro. Y además, siento un dolor en mi cuello.

—Amber, ¿podrías quitarte de encima mío ya?

—¡Shh! La vas a despertar.

—Ese es el punto.

Abro los ojos, dándome cuenta de que mi cabeza está recargada sobre un hombro. Un hombro húmedo. Me levanto rápido y doy una mirada rápida a mi alrededor. Mi tía, Kyle, Brad y yo somos los únicos dentro del auto.

—Lo siento —miro a Brad que tiene la vista seria puesta al frente.

—Me babeaste. Un "lo siento" no secará mi hombro —lo fulmino y ruedo mis ojos.

—Amber, cielo —la dulce voz de mi tía se escucha a un lado mío—, hemos llegado desde hace media hora. Y no te despertabas.

—¿Hace media hora? —asiente—. Lo lamento —limpio mi boca de la baba que aún siento en ella.

—¡Eugh! —exclama Kyle—. Está húmedo tu hombro.

—Deja mi hombro con baba —Brad no dice más y se baja de la camioneta.

Kyle me pasa mi mochila de la parte de atrás y la tomo sin darle las gracias, luego me bajo del auto.

Estamos en medio de muchos árboles. Nunca papá nos había traído a un lugar así, lo cual me extraña porque ni siquiera sabía que éste lugar existía.

—¡Amber, por aquí! —me acerco y veo a papá con Dylan armando una casa de campaña. Igual mamá y Jade.

—¿Puedo ayudar en algo? —tiro mi mochila en un lugar al azar.

—Puedes traer ramas para hacer una fogata.

—Claro, iré por... ¿ramas? —mamá asiente—. ¿Al bosque?

—Ni modo que a la tienda —ironiza papá.

—¿Sola?

—No, con Patch —habla sarcástica Jade.

—¿Y si me pierdo? —jugueteo con los dedos de las manos.

—¡Ya, ve por las ramas! —dicen todos a unísono.

—¡Bien! Pero si no vuelvo y me mata un oso, es culpa suya —me voy arrastrando los pies de mala manera.

Me adentro un poco en el bosque, y reúno todas las ramas que voy encontrando a mi paso.

—¿Un oso? Por favor, no me puede hacer nada —digo para mí misma.

Pronto tengo todas mis manos ocupadas y llenas de las ramas más grandes que encontraba. Me rasguño en mis brazos, pero no quiero detenerme a pensar en el dolor de esas miserables heridas. Lo que menos quiero es quedarme por mucho tiempo lejos de mi familia.

Primos en casa [Sin Editar]Where stories live. Discover now