CAPITULO 3

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Algunos años atrás

Nate

Solo se escuchaban nuestras risas, en el corazón del bosque. Ella estaba escondida cerca, lo sabía. Nunca se alejaba mucho, salvo cuando se enojaba conmigo, que eran las mayorías de las veces.

-Pequeña, sé que estas cerca, puedo sentirte-canturrie.

El sonido de su risa, era música para mis oídos. Sonreí al escucharla y caminé sigilosamente buscando a mi presa. Caminé sin hacer ruido, hasta que me subí al árbol en donde ella estaba escondida. Se veía hermosa, con su cabello color miel que volaba con el viento, que me encantaba y con sus manos tapando su boca para lograr que yo no la escuchara.

Ella se dio vuelta para ver por el árbol, buscándome supongo, cuando me colgué de las piernas del tronco y me bajé con una sonrisa maquiavélica.

Ella se dio vuelta con ceño fruncido y suspirando.

- ¡Bu! -grite.

- ¡Ay! -chillo.

Largue una carcajada y ella me golpeó la cabeza, haciendo que me cayera del árbol.

-Auch-me acaricie la cabeza.

- ¡Te odio Nate Samuelson! -chillaba y me pegaba en el pecho furiosa.

-Hey- le agarre las manos e inmovilizándola contra el árbol la abrace.

Ella siguió luchando hasta que me devolvió el abrazo, apoyando su cabeza en mi pecho. Ella apenas me llegaba a la barbilla, era hermosa y la chica con más carácter que había conocido en mi vida.

-Te quiero pequeña-le dije al oído.

Ella me pego en el brazo, pero después me sonrió- eso es por decirme pequeña.

Sonreí negando, mientras le tomaba la mano y caminábamos volviendo a nuestras casas. Al llegar a la suya, ella me dio un beso en la mejilla y antes de desaparecer por su puerta se giró y me dijo con las mejillas sonrosadas- yo también te quiero Nate.

Luna

Hoy

El maldito despertador seguía chillando en mi oreja, le pegue a la mesa un buen rato hasta que lo encontré y termine rompiéndolo. Alguien golpeaba la puerta con premura- ¡Luna apúrate, llegaremos tarde! -grito mi hermana desde el otro lado de la puerta.

- ¡YA VOY! -grite malhumorada, no me gustaba levantarme temprano, me costaba horrores y cinco alarmas.

Me senté en la cama y me saqué el cabello de la cara. Me pare de un salto y me metí en la ducha. Cuando salí, abrí el armario y saqué unos jeans al cuerpo, una remera de los Guns and roses y mis Vans rojas.

Me mire al espejo, mi cabello era una maraña. Me lo desenredé con las manos y me puse un poco de rubor, estaba muy pálida. Casi nunca usaba maquillaje, pero hoy lo ameritaba.

Salí con mi mochila y me encontré con la cara ofuscada de Sol, mirándome con desaprobación. Sol era la responsable, la que siempre iba perfecta a todos lados y la pacífica de la familia. Era igual a mi padre por fuera, pero era igual a mi madre de carácter.

- ¿Te parece bonito estas horas de salir?, no llegaras a desayunar y...

-El desayuno es la comida más importante del día- la imite rondando los ojos.

- ¿Como están mis niñas? -mi padre entro por la puerta. Venia vestida con equipo de deporte, todas las mañanas salía a correr y entrenar. Ojalá yo podría hacer lo mismo en vez de ir a las malditas clases.

Mi hermana le dio un abrazo y un beso en la mejilla. Luego me miro y frunció el ceño- te espero en el auto -me señalo con el dedo acusatoriamente- ¡no tardes!

-Si mandona-le saque la lengua y ella me miro mal.

Me acerqué a papa y le di un beso en la mejilla-buenos días torbellino-me despeino.

- ¡Hey! - le pegue en la mano y tome una manzana que había llamado mi atención desde que entre a la cocina. Era la más roja y brillante, le di un mordisco y cerré los ojos ante el delicioso y fresco sabor, era el paraíso.

Con mi mochila y la manzana, salude a mi padre y camine a la salida.

-Luna...

-Si-me voltee.

-Acuérdate de lo que me prometiste.

-Si, está bien-dije desorientada. Ayer no le había prestado importancia, ya que no era noticia que mi padre era re celoso, pero había algo que me decía que era por algo más, que iba más allá de sus celos irracionales y eso me inquietaba.

-Hablo enserio Lunita, no puedes acercarte a él.

-Lo entiendo papa, si veo a Nate, debo salir corriendo en la dirección contraria.

-¡Esa es mi hija!

Me subí al auto y conduje hasta la escuela. Estaba rogando que la mañana se pasara rápido y llegara la hora del entrenamiento. Hoy tendríamos rondas de lucha en equipos, para practicar para el torneo de fin de año.

Estaba ansiosa, me había matado entrenando y practicando nuevos movimientos, para impresionar a los demás y ganarme su respeto.

Llegue a la escuela y faltaban cinco minutos para mi primera clase. Sol se bajó de un salto y se fue corriendo hacia la entrada, cosa que me dio gracia. Me baje del auto, tome mi mochila y camine hacia mi taquilla. Cuando de repente lo vi, estaba apoyado hablando con Tyler el hijo de mi hermano Teo y mi cuñada Lu. Tyler era alto, rubio y musculoso. Todas las chicas babeaban por el junto con mis otros sobrinos que también iban de mi edad a la edad de Nate. La verdad no podía culpar a las otras chicas, nuestra familia, sí que había mejorado la raza, nadie podía resistirse al encanto de los Bauer.

Tyler se veía a gusto con Nate, como si fueran grandes amigos. Entrecerré mis ojos observándolos ¿desde cuando estaban en contacto estos dos? ¿y porque parecía ser que la única de la familia que se estaba perdiendo algo de esta historia era yo? La advertencia de mi padre resonó en mi cabeza, instaurándome mas dudas acerca de la llegada de Nate.

Gruñí frustrada ¿Qué diablos hacia el en mi escuela, si era dos años mayor que yo? Y ¿qué diablos estaba ocultando?

AMOR A DESTIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora