1.- Capítulo 1

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Micaela

Era un viernes por la tarde y me encontraba en la computadora hablando con la web cam encendida con mi mejor amiga Sabrina, cuando de pronto escuché a mi mamá gritar.
—¿Mamá que te pasa?, ¡¿me quieres matar de un susto?! —exclamé.
—Lo siento mi vida, es que... ¡Ana viene a México!
—¿Ana? —ese nombre me parecía muy familiar.
—No me digas que ya te olvídate de ella— asentí —es mi mejor amiga ¿lo olvidas?, ¿vecina en Inglaterra?, ¿madre de Chase?

Intenté recordar, pero no venía nada a mi mente, aunque a decir verdad el nombre Ana y Chase me sonaban muy familiares...

¡Al fin lo recordé!
¡Chase era el hijo de Ana y ambos eran mis vecinos en Inglaterra!, ¿Cómo olvidar a mi primer amor de niñez? Mamá y Ana eran muy unidas, pero no tenía idea de que se mantenían en contacto. Creí que mamá no quería tener contacto ni saber nada que le recuerde a papá. Cuando aún no había ocurrido la tragedia solíamos pasear juntos con mi padre ya que el de Chase había desaparecido del mapa, la verdad no recuerdo si a él lo llegue a conocer...

La verdad ahora no me importaba mucho ver a Chase. Si bien es cierto antes éramos buenos amigos, ya habían pasado muchos años y era obvio que él ni me recordaría. Precisamente habían pasado 8 años desde que nos vimos por última vez. Cuando la tragedia de papá aún no ocurría. Con Chase pase muchos momentos de mi infancia, incluso fue mi primer beso a los 5, pero ¿quién recordaría eso?, ¡teníamos 5!, ni yo lo recordaba, sólo lo sé porque mi madre me lo contó en el avión mientras nos dirigíamos a México, ella dijo que él me beso en mi cumpleaños cuando yo le di un dulce o algo así, la verdad que no recuerdo mucho ya que mamá me lo contó cuando tenía 8. Yo solo estaba triste porque ya no vería más a mis amigos de Inglaterra y no le estaba prestando atención a mi madre. Lo que si recuerdo es que me encantaba pasar el día jugando con Chase, era mi complemento ideal en ese entonces.

—Bueno Mica voy a recogerlos al aeropuerto, ¿vienes? —me preguntó mamá trayéndome de vuelta a la realidad.

—No ma, prefiero quedarme en casa. Estoy en un asunto personal con Sabrina.

—Está bien querida, no tardo. —Depositó un beso en mi mejilla y se marchó.

Me quedé en las redes sociales todo el día hablando con mi amiga sobre sus mil y un amoríos, ¿podría haber alguien más enamoradiza que ella? Es que no miento, cada semana se ilusionaba con un nuevo amor. Estábamos en una reunión virtual pasándola muy bien hasta que fui interrumpida por el timbre de la casa. ¡Esto era e colmo! ¿Cuándo mamá aprendería a sacar su llave?

A regañadientes me dirigí a la puerta principal, tuve que terminar la llamada con mis amigos. No quería que me vean alejarme de la pantalla pues aún seguía en pijama. Al abrir la puerta me encontré con mi madre, Ana, que no había cambiado nada y un chico de ojos celestes, cabello castaño y súper despeinado, supuse que se trataba de Chase.

—¡Hola querida!, ¡Cuanto haz crecido!, ¡Te vez genial!, ¡Ya eres toda una señorita! —me saludó eufóricamente Ana

—Hola Ana, cuanto tiempo.

—Estas muy linda cielo, recuerdo cuando aún eras una petiza —la señora Ana limpio las pequeñas lagrimas que se acumulaban en su rostro —Ay no, yo siempre tan llorona. Ignórame linda es que me pongo muy sentimental, ¿cómo es que el tiempo pasa tan rápido?

—No te preocupes —sonreí —que lindo vernos después de tanto tiempo.

—¿Recuerdas a Chase?

Chase que estaba distraído jugando en su teléfono me miro de arriba abajo y sonrió a ver que tenía puesto un pijama de corazoncitos.

—Hola —se limitó a decir mientras despistaba la vista de la pantalla y me miraba a los ojos.

Un reencuentro inesperado...Where stories live. Discover now