Valentine aún estaba ahí y me miraba como si yo fuera el ser más bello del mundo
- ¿Crees que algún día yo también me enamore de un humano como ellos lo hicieron? -pregunta él con mirada de niño
Cosa que me encogía el corazón, él era tan lindo.
Con sus ojos celestes, ese pelo despeinado y su piel pálida.
Me acerqué a él y me senté a su lado
- Cariño todo a su tiempo, si ellos lo hicieron tú también podrás -le digo acariciando su mejilla - Quiero que sea como tú. Que no vea nuestro monstruo interior y me ame tanto como tú lo amas a él Katherine -dice acercándose a mí
- Dijo que tú lo viste entre tanta gente que él te sintió como si fueras su alma gemela -contesta Valentine mirándome triste
- Si vas a buscar un humano procura que lo sepa todo en un tiempo muy corto, así se ahorran estas cosas -digo riéndome junto a él
- Bueno luego tendrás tiempo para mí -dice Valentine levantándose
- Muy bien, vamos con tu abuelo -digo sin ganas
Valentine era un gran joven, se notaba que era mujeriego pero por dentro también era el ser más hermoso y romántico que puede haber, él era como yo, lo quería todo o nada.

Valentine me cargó en su espalda, me sostuve en su cuerpo que parecía una piedra; pero una piedra en la que podía confiar. El aire frío golpeaba nuestros rostros como si fueran crueles cuchillas. Él parecía estar muy concentrado en llegar, la noche estaba muy fría, menos mal que tenía mi tapado negro o me hubiese congelado. Mis labios estaban pálidos y temblaban del frío, no es exageración.
Imagínense correr a velocidad vampiro siendo un humano, el frío golpea tu cuerpo y te da el doble de dolor que lo normal.
Estaba nerviosa por lo que podía pasar, no sabía qué decirle a Drácula después de haberlo llamado monstruo.
Me perdí en mis pensamientos, en mi cargo de conciencia.- Bueno, ¿Qué hay si es vampiresa como tú? -pregunto burlona Él me mira con disgusto
- Yo quiero alguien que sea débil, con su corazón fuerte, su piel caliente y que sepa amar de verdad -me contesta Valentine disgustado por mi comentario
- Bueno vas a tener que esperar, mira a tu abuelo ¿No está ya muy viejo? -digo burlona

El amanecer casi no se daba a conocer y eso me parecía frustrante, el tiempo parecía pasar lento Mientras entrábamos al bosque lo pensé bien yo tenía la culpa de todo; yo lo quería ver, yo fui la que pidió que me mostrara su lado más oscuro
- Muy bien, baja Katherine -me indica Valentine soltándome sin mostrar cansancio alguno.
- Bueno, llegamos digo mirando la puerta con miedo
- Él está arriba, si nos escuchó, ¿Quieres que vaya contigo? -pregunta él preocupado, tocando mi codo para darme ánimos.
Pero me aseguro a mí misma, con mi fe en Drácula.
Sé que él nos escucha y nos ve desde adentro.
- No cariño, es mejor que nos dejes solos -digo con todo el carisma que puedo dar

Está bien, sé que lo harás bien -me contesta Valentine sus ojos parecían brillar del gusto. El aire que se llevaba las hojas secas de los árboles daba en su pelo dándole un toque de superhéroe. - Escucha Valentine mi mamá me enseñó que las cosas buenas llegan al final y todo sucede por algo -digo acariciando su mejilla.
Él corresponde a mis manos cerrando los ojos y gozando de mi piel, que se calentaba por sí sola. - Cuando la encuentre, te la presentaré -dice mirándome como un niño enamorado, cosa que me encantaba.
- Será difícil encontrar a otra yo, pero ya veremos -digo riéndome.
Me giro como siempre, sin esperar respuesta alguna, ese era uno de mis hábitos o mejor dicho defectos; aparte de ser insistente y conservadora. Camino y empujo la gran puerta del castillo, el miedo no se da paso en mi cuerpo, pareciera que sólo quiero ver qué es lo que puede pasar. Lo peor sería que él decidiera matarme para calmar su dolor.
Pero sacudo mi cabeza al ver cómo están rotas las cosas, los cuadros de la pared no estaban, los sillones estaban quemados, había platos por todos lados.
Miro a mi alrededor y una pluma se mueve en el aire
Lo primero que viene a mi mente es que Drácula estuvo aquí y no quiso que lo viera.
Respiro profundo y decido hablar.
- Drácula -digo llamándolo mientras miro a todos lados, pero no hay respuesta.
- Drácula, ¿Dónde estás? -pregunto mientras empiezo a subir las escaleras.
Mi respiración se vuelve agitada y mi cuerpo pareciera tener fiebre del ardor que siento en él.
Camino a nuestro cuarto, no sé por qué dije nuestro, pero voy hacia la habitación en busca de él.
Abro la puerta y respiro profundo de nuevo.
Y ahí está Drácula, mirando por la ventana, sólo veo su espalda; él tiene su cuerpo desnudo cosa que me excita.
Su cabello está despeinado y parece estar tenso - Drácula, quiero hablar contigo -digo caminando hacia él.
En ese momento sólo quise abrazarlo tocarlo y amarlo.
Él ya había vivido mucho y conmigo tendría que vivir más penas.
Pero él sigue sin emitir palabra alguna
- Por favor, dime algo, no me mates de esta forma -digo casi susurrando, pero sé que él lo escucha. A pesar de mi confesión Drácula no reacciona y no emite palabra alguna, sólo pude escuchar que respiró profundo
- Lo siento, mi amor, te amo -vuelvo a decir con los ojos llenos de lágrimas y agarrándome a su espalda con fuerza
- Drácula, no me odies -digo respirando en su espalda.
Sólo podía sentir las lágrimas en mis mejillas, pero él no me toca, no me habla, no me mira, llegué a notar como movía su cara, como si no supiera qué hacer.
Lo apreté más con mis brazos en su cintura, pero decidí mirarlo, quería mirarlo de frente. Lo solté y caminé hacia su rostro.
Mi corazón quería salirse. Su rostro tenía lágrimas de sangre, sus ojos estaban negros y las venas de su cuello se inflamaron.
- Katherine -susurra Drácula como si el mundo se viniese a sus pies, podía sentir como le dolía hablarme

Los Hijos De Drácula(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora