Delicioso

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Escuchó hablar a los demás, que Haruka, la hermana de Krul había llegado al lugar.
Si no le agradaba aquella chiquilla, muchos menos aquella peliblanca que se creía superior.

Según las normas de jerarquía, aquella peliblanca era la que tenía que estar en el trono y no esa enana. Nunca nadie entendio el porqué dejó a su hermana menor tomar el mando.

Caminado por los pasillos, escuchaba el eco que sus botas dejaban oir.

No sintío nada, hasta que con una extrema rapidez lo habían tomado del cuello, apretandoselo con fuerza, estampandolo contra una de las blancas paredes.

- ¿Pero que mier....? - su pregunta quedo a medias porque la respiración le era casi nula. Abrío sus ojos y se encontro con una mirada entre magenta y carmesí. La melena blanca de ella, la había delatado. ¿Pero que hacía esa mujer atreviendose a tocarlo?

- Vaya, vaya, miren lo que tenemos aquí. - la vio repasarse sus labios con la lengua.

No podía objetar nada. Ella era, por mucho, superior a él.

- ¿Se puede saber.... que necesita? - trató de formular.

- Te he visto en el campo de batalla... - se acercó a su oido y le susurró - y he visto como juegas con los humanos.

El pelilila se tensó al sentir la pierna de ella, presionar con su entrepierna.

Jugar con los estúpidos humanos era lo que más le gustaba... Pero ¿Dijo que ella lo veía? Se supone que había llegado hoy ¿verdad?
Y su batalla con los humanos había sido hace cinco días.

Las voces, de algunos vampiros, se hicierón presentes e inmediatamente su cabeza giró hacía un lado para poder ver de quienes se trataban.
No quería que lo vieran en esta situación con esa mujer.
Cuando vío a los vampiros que doblaban en una esquina, la presión de su cuello y de su entrepierna desaparecierón. Volvió su mirada al frente pero no había ningun rastro de la peliblanca.

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Soportar al consentido de Mika, le molestaba y mucho. Entro a su habitación soltando un suspiro pesado.

¿Desde cuando tenía que ser el jugete de la peliblanca? Desde hace unos días lo ha estado molestando.

- Maldita bruja... - susurró.

La presión en su cuello aumentó más que la otra vez.

- Dime, ¿a quien le dices así...? - pasó la lengua por su lóbulo de la oreja de él.

¿Otra vez ella? ¿Ni siquiera en su propia casa podría estar bien?

- ¿A que debo su visita...? - formuló.

- Oh~... vamos Ferid, se que odias a mi hermana menor por lo tanto deduzco que a mi tambien me guardas cierto rencor. Asique no trates de ser educado.

- No se, a que se refiere...

- Oh claro que sí lo sabes. - susurró. - si no lo dices, te lo sacaré a la fuerza.

Aquel idiota de Ferid la tenía fastidiada. Odiaba a los hombres como él. Un hombre arrogante, mentiroso, tramposo y sobretodo aquel toque de feminidad que tenía. Se supone que un hombre debe de tener masculinidad pero con este vampiro era todo lo contrarío.
Le sacaría ese lado arrogante y afeminado que tenía, se lo sacaría a la fuerza.

Mientras con una mano le apretaba su cuello, a su otra mano se la metío dentro del pantalón de él.

-¿Pero... que esta...? Mnhg~ - un ¿Gemido? ¿Había escuchado bien? ¿Él, de su propia boca había soltado un gemido? Instantaneamente sus manos la tomarón por la muñeca, intentando alejarle a allí.

A La Fuerza - Owari No Seraph (Ferid Bathory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora