Capítulo 1.

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Al llegar a la pista de vuelo me dirigí al avión que me llevaría a mi libertad, a mi sueño, a las que siempre habían sido mis aspiraciones en la vida.

Mi asiento estaba junto a la ventana, por fin había tenido algo de suerte, al menos últimamente.

Cualquier chica estaría contenta con mi, digamos anterior, vida. Un ático en la ciudad de Londres, trabajo en un prestigioso buffé de abogados, un bonito coche... ¿Por qué estaba huyendo?

Es muy simple, eso no era vida, al menos no para mi. No era libre, me regía por las normas impuestas por mi madre, pues no debía salirme del molde impuesto por la alta sociedad londinense y todas esas estupideces.

Estaba comprometida forzosamente con Chad, pues para nadie era un secreto que yo no sentía lo más mínimo por ese tipo vanidoso y egocéntrico.

Hasta hace un par de días me resignaba, pero todo explotó cuando supe que mi madre había adelantado la boda a tan solo una semana. Le dije a cada miembro de mi familia, aunque no eran muchos, lo que pensaba de ellos, y ahí incluyo a Chad y a sus perfectísimos padres.

Tras liberarme no esperé ni un segundo en coger todas mis cosas y salir.

Cuando me di cuenta estaba llorando, por impotencia y coraje, por no haber hecho esto tras la muerte de mi padre. Tomé los auriculares y puse música variada, para así tranquilizarme.

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Unas horas después por fin aterrizábamos y yo me sentía más feliz que nunca. Recogí mi equipaje y salí al exterior a buscar un taxi que me llevase a mi lugar favorito del mundo, Cinque Terre, concretamente a Vernazza.

Vernazza es un pequeño pueblo, de unos mil habitantes situado entre la playa y la montaña que parece casi mágico.

Estuve una vez de pequeña con mi familia y desde entonces me marcó este lugar, su pequeña costa, la hermosa montaña, la amabilidad de sus habitantes y una pequeña pastelería que se situaba por el centro del pueblo

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Estuve una vez de pequeña con mi familia y desde entonces me marcó este lugar, su pequeña costa, la hermosa montaña, la amabilidad de sus habitantes y una pequeña pastelería que se situaba por el centro del pueblo.

No mucho tiempo después, sobre las siete de la tarde se hizo presente en la ventanilla del taxi este lugar. Me sentía ansiosa de comenzar mi nueva vida, era como renacer.

Paré en un rústico hotel cercano a la costa, cargué mi equipaje y entré a la acogedora recepción. Tras pagar por un par de semanas, pues para ese entonces esperaba haber comprado una pequeña casa, subí a la 21. Coloqué mi abrigo y maletas sobre la cama.

Deshice las maletas colocándolo todo adecuadamente en el armario y la hermosa cómoda de madera vieja pintada de blanco.

Salí al modesto balcón y una maravillosa brisa me transportó al mismísimo cielo. Las farolas y luces de las barcas comenzaban a encenderse como consecuencia del atardecer, al cual me dediqué a admirar y fotografiar.

Poco después volví a entrar y cogí la ropa interior necesaria para tomar un baño.

.....

Sequé mi pelo y me puse el atuendo escogido anteriormente para bajar a cenar y tomar un helado mas tarde. Blusa azul cielo, jeans blancos y adidas superstar.

Un poco de maquillaje y colonia y me dispuse a bajar.

Obviamente elegí pasta, que se deshizo en mi boca de una manera exquisita.

En cuanto al hotel y al personal eran encantadores. El hotel era rústico y lleno de madera por todos lados pero para nada viejo o aburrido, por el contrario, decorado muy cuqui como suelo decir, en tonos azules, verdes y pasteles.

Recogí mi vaso y platos y tras depositarlos en su respectivo lugar salí con una enorme sonrisa en la cara. Seguí por las iluminadas calles hasta llegar al centro, según un pequeño cartel de madera. Busqué por los alrededores la antigua pastelería pero para mi desgracia solo quedaba el cartel. Habían cerrado y ahora se traspasaba el local.

Algo más triste que antes seguí mi camino, y tomé mi cámara para fotografiar a la gente, a la bonita luna...

Admiraba la sonrisa tan sincera de los habitantes de este lugar. Aquellos cegados con lo material no se imaginan lo que es sentirse libre, dueño de sí mismo, el sentimiento de afrontar barreras y romper las reglas, el liberarse de todo lo dañino.

Empiezo a comprender por qué no he visto aun ni a una sola persona triste, solo es necesario mirar al cielo y contemplar la maravillosa Luna Azul de aquel lugar, las barcas moviéndose por las olas o el sonido de estas rompiéndose con los acantilados.

Después de hacer una breve ruta y recorrerla volví a llegar a la costa donde paré en un puesto a comprar algodón de azúcar, pues estaba haciendo fresco y creo que un helado no era la mejor opción.

Me adentré en la arena y me senté disfrutando de todo.

Ruidos y bailes me hicieron girar la cabeza para encontrarme con un grupo de adolescentes que se encontraban bailando alrededor de una diminuta fogata. De entre estos pude distinguir a una pareja que se perseguían corriendo de una manera adorable.

En el fondo sentía rabia por no haber podido tener una adolescencia así, pero como me he repetido hoy tantísimas veces, voy a enterrar el pasado, voy a dedicarme a ser feliz y a recuperar todo el tiempo perdido.

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N/A: Hola chicas, aquí os traigo el nuevo capítulo de Blue Moon espero que les guste e intentaré actualizar pronto.

Un fuerte abrazo.

Blue MoonWhere stories live. Discover now