El pésame

105 10 1
                                    

Y me desperté. En la cama. Hice bocanadas de aire por lo que pasó. 

Fui rápido a ver el baño... No había nadie, estaba todo como antes. A la habitación de mis padres; Nada, no había nada.  Miré con rapidez el armario con candado. No había daños. Nada. Ya me estaba aliviando, pero de repente me dolía el hombro. Caí de rodillas. Tapándome el hombro. Respirado hondo, me levanté. Hasta que escuché la puerta. Corrí hasta mi habitación, poniéndome pantuflas y una coleta. Bajé las escaleras con precaución, acordándome de mi dicha "caída". Abrí la puerta y era:

Un señor, bastante raro. Un ojo era de cristal. Su nariz larga. Algo mayor. Alto y delgado, me dijo:

-Te doy mi pésame. 

-¿Qué?

-¿No lo sabes, verdad?

-Entre, le haré un café.

Le dejé entrar. Me miraba raro, ya que estaba en pijama. Pero lo dejó estar. Haciendo el café pensaba en que me daba el pésame. Nadie se ha muerto..., ¿no?

-Bueno, aquí tiene su café-le dije esto entregándoselo.

-Muchas gracias, niña.

-Wen, por favor

Dije mi nombre para que me llamase por mi nombre a "niña".

-Thum Morgan-Me dijo su nombre bebiendo el dicho café.

-¿Por qué me dio el pésame?

-Como sabes... Tu madre estaba con un dolor en la pierna y tu padrastro la acompañó-Yo asentí-, pues mira. 

Escuchaba con atención, había palabras bastante largas que él usaba.

-En otras palabras, tuvieron un accidente automovilístico. 

Dicho esto, caí al suelo. Lágrimas cayeron a el suelo. Sentí mi corazón partirse en dos. Grité para desahogarme. Me ayudó bastante.

Luego de unos minutos se despidió. Y se fue. Cogí un cuchillo, me dirigí a mi habitación. Sentada en mi cama pensé en todo, en el regalo de mi madre. En todo. En mi padrastro. Giré mi muñeca, mordí mis labios. 

"Te amo"

Tiré el cuchillo. Ya no sabía que hacer, ¿a quién iba a saludar todas las mañanas?

Y alguien toca la puerta.

Mike, ¿por qué él debió aparecer?

Me miró preocupado por mis lágrimas. Le abracé y me puse a llorar

-Ellos no merecían morir...-Dije entristecida por lo que me dijo el señor.

-Tranquila, Wen... Todo pasará.

-No, no pasará. Estoy vacía. Nadie podrá ayudarme.

-Yo sí, estaré siempre contigo. Da igual que me odies, que hagas cosas malas. Yo siempre, siempre, estaré contigo. Te lo prometo.

-¿Me... Me lo juras?

Levante mi meñique. Si él posaba su meñique con el mío. No me negaba la pregunta. Y lo iba a prometer.

Y eso hizo, me sonrió, luego me abrazó muy fuerte.

-Eres el mejor... Te quiero.

-Y yo, Wen. Y yo...

Luego de un rato abrazados, le invité a ver una película de zombies. Pude estar tranquila, hasta que nos dormimos en mitad de la película.


¡Hola! Soy la escritora, ¿un poco corto, no? Bueno. Os quería avisar de que tendré clases.

Entonces, no tendré mucho tiempo para hacer capítulos, pero los tendréis. Me esforzaré. 

Muchas gracias.


Sólo serás mía ©Where stories live. Discover now