Invisible Whispers

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Invisible Whispers.
{Parte I}

Cuando se ayuda a alguien, aunque sea anónimamente, es inevitable no sentir cierto grado de satisfacción al hacer el bien. Muchos lo llaman egoísmo y en ciertos casos es verdad: ayudar a otros solo por sentirse bien con uno mismo o por obtener el reconocimiento de los demás. Pero cuando se trata de la persona que amas, creo que es la manera más desinteresada de ayudar cuando se trata de su eterna felicidad.

- ¿Quiere que le limpie los vidrios? – Pregunté a un señor ya entrado en edad y con una larga y canosa barba

- No, están limpios. Gracias de todos modos – dijo muy amablemente

- Bien, su estanque ya terminó de cargar – dije mirando el marcador de bencina – son 12 euros

- Lo siento, soy de Inglaterra, ¿aceptan Libra?

- Si, no se preocupe, seremos de las afueras de Dublín pero tenemos moneda de cambio en casi toda Irlanda. – El caballero sonrió y me entrego el dinero. Fui a la caja y le entregué su respectivo vuelto – que tenga un buen viaje y que la suerte irlandesa lo acompañe. Gracias por preferir The Script Gas Station. – El señor de marcho tranquilamente en su camioneta Ford verde. – Bien, de nuevo quedamos tú y yo Trébol, solos, de noche, en medio de la nada en la carretera, en una especie de gasolinera – Él inclinó su cabeza- No me mires así, ¡tampoco muevas tu cola! Puse comida en tu plato hace media hora. Eres un siberiano muy mimado. – Me quedé pensando unos segundos- si alguien me estuviera viendo, me vería tan rara hablando con un perro. – Me limpié con un paño un poco de grasa que tenía en los dedos luego de haber estado arreglando uno de los autos que tengo que entregar el lunes. – Trébol, ¿quieres escuchar por la radio el partido del Chelsea vs el Manchester United?, bueno es la repetición – Movió la cola animosamente – sabía que querrías. Si... últimamente me he dado cuenta que no soy exactamente la definición de femenina.- De pronto Trébol se quedó estático en su lugar, mirando fijamente el garaje donde arreglaba algunos vehículos - ¿Qué pasa muchacho, viste un gato? – Comenzó a gruñir en dirección al lugar mencionado – tranquilo – Súbitamente, los ladridos arrancaron de su perruna boca y un tanto asustado corrió hasta el garaje – ¡TRÉBOL! – exclamé siguiéndolo. Se detuvo en la entrada de la cochera y yo junto a él, se escuchaban unos ruidos adentro. Como si alguien estuviera husmeando – un ladrón –pensé. – Dios mío ¿Qué hago? – Trébol me miró alerta y mostrando los dientes- bien, tu usa tus colmillos y yo – miré a mi alrededor y tomé un tubo de hierro grueso – esto. Bien, hagámoslo. – Ambos entramos muy lento y completamente a oscuras. Solo me guiaba por el sonido donde provenía el ruido. Veía una silueta que estaba como inclinada y que se quejaba en el fondo de la sala. Puse el tubo en posición como si fuera a batear y comencé a aproximarme más y más. Cuando estaba a un metro del sujeto, este giró bruscamente

- ¡AAAAAHHH!

-¡AAAAAHHH! – Me apoyé en la pared del susto y sin querer encendí la luz. Ambos nos quedamos quietos, con la respiración agitada mirándonos mutuamente. Volví a levantar el tubo en posición bateadora tratando de lucir lo más temible posible - ¿QUIÉN ERES? Identifícate. – Levantó ambas manos en el aire

- soy... soy... Ron
-¿Ron qué...?
-Ron Weasley – luego bajó su brazo derecho rápidamente y con su otro brazo, sostuvo su hombro haciendo un gemido de dolor.

- ¡Dios mío tu brazo sangra! – me precipité a alcanzarle una silla para que se sentara. El se sentó de golpe y trató de reposar su brazo. Se quedó unos minutos en silencio con los ojos cerrados; Trébol y yo lo observábamos como si fuera un visitante de otro planeta - ¿Qué te pasó? – Me atreví a preguntar.

- Tuve un accidente en bicicleta con un auto – cuando dijo eso note que en el suelo había una bicicleta medio abollada – lo siento, entré acá para buscar ayuda.

- Lamento haberte recibido casi golpeándote – Mi perro continuaba ladrándole al rubio – Trébol, está todo bien

- ¿Se llama Trébol? - Asentí – lindo nombre para un perro, bastante irlandés por cierto. Tranquilo trébol, prometo no hacerte daño ni a ti ni a tu dueña – Mi siberiano se acercó al chico y se paró apoyando sus patas en su regazo, quedando se frente a la cara de Ron, la cual lamió animosamente – él solo rió

- ¡Trébol! – Se bajó y se sentó como perro guardián pero sin dejar de mover su cola – creo que le caíste bien – Ron sonrió pero su sonrisa se borró rápidamente pues el dolor volvió a su hombro – cielos, hay que sanarte eso

Coloqué el pedazo de algodón sobre la herida, él hizo una mueca de estar aguantándose el dolor. Si, el yodo y el alcohol siempre arden en las heridas. Tenía un tajo muy grande que iba desde detrás del hombro hasta un poco más arriba del codo. Pase la mota una y otra vez por la abertura hasta asegurarme que estuviera completamente desinfectado. Tenía una espalda muy grande y fuerte, pero algunas pecas sobre ella lo hacían lucir tan tierno que me daban ganas de dormir una siesta sobre él.

- ¿Qué hace una chica trabajando a las 3am en una gasolinera en una fría noche de Noviembre? – Me preguntó mientras yo enrollaba una venda alrededor de su brazo

- La universidad no se paga sola – hice un gesto con mi rostro- de hecho trabajar de noche en este tipo de ambiente me sirve mucho para mi carrera y además me pagan: mato dos pájaros de un tiro.

- ¿En serio? ¿Qué estudias? – Preguntó muy interesado

- Mecánica automotriz – me miró muy sorprendido- lo sé, muy masculino para una chica. Culpo a mi padre que me crio en el ambiente de los autos y que de hecho es dueño esta gasolinera.

- ¿Y cuando salgas de la universidad, continuarás aquí?

- Bueno, la idea es que no. Trataré de conseguir un cupo para trabajar en conjunto con los de la fórmula uno. - sonrió– y ¿qué me dices de ti?

- ¿Qué te digo de mi?, bueno – se detuvo unos segundos a pensar.- Soy Ron Weasley, estudio Literatura y mi hobbie es el ciclismo.

- Debe ser hermoso dedicarse a las letras y la lectura – dije mientras terminaba de colocar la venda afirmada con unos alfileres de gancho-

- Si, es muy lindo – se quedó mirando por la ventana. La noche estaba empezando a aclararse. – a todo esto, no me has dicho tu nombre

- Me llamo _____ _____  - Sonrió cálidamente como si le hubiera dicho algo espectacular

- Es el más hermoso que he escuchado – dijo sin bacilar. No me sorprendería mirarme en estos momentos al espejo y verme toda sonrojada. Puse el último alfiler y sin querer toqué su espalda, pero la quité rápidamente

- ¡Jesús, María y José! Estás helado como un piedra, tan helado que hasta quemas – exclamé. Le pasé su polera para que se abrigara, pero estaba tan helado, que saqué un poncho viejo que tenía mi padre guardado en un cajón y se lo pasé. – Ten – sentí que su palidez no se iría tan fácilmente. Su tez blanca hacía resaltar aun más sus hermosos e intensos ojos azules y su cabello pelirrojo brillaba aun más con la luz del amanecer que se filtraba por la ventana del garaje. – Te prepararé un té, antes de que termine mi turno en la estación – Ron se levantó de la silla

- No te molestes, ya me iré, me has ayudado bastante

- Espera un poco no me demoro nada- fui corriendo a la cocina y puse en un vaso de pluma bit agua hirviendo, una bolsa de té y dos cucharadas de azúcar. Lo revolví y me dirigí de nuevo al garaje – aquí tienes – su rostro irradiaba felicidad. Con el vaso entre ambas manos tomó un sorbo.

- Gracias ____, has sido muy amable. Mañana volveré a la misma hora a hacerte compañía. Necesito tu ayuda

- ¿Mi ayuda? – Asintió- ¿para qué? – Sonrió y se despidió agitando la mano

- Nos vemos mañana. – y se marchó. Me quedé pensando a que se pudo haber referido.

Imaginas { RON WEASLEY Y TU } Donde viven las historias. Descúbrelo ahora