Una mezcla entre dulce y amargo.

Ella no se quedó atrás, me conto su no romance – Así lo llamo- con Ricardo, así se llama el chico que le roba los suspiros a mi prima. Pero sigue insistiendo que es solo para pasar el rato, porque luego que se gradué cada uno tomara su camino y tendrá eso, como un lindo recuerdo escolar. Cayó como un balde de agua fría, porque su historia a pesar de ser diferente, se asimila en la separación al final del camino.

Como dos conocidos que se acompañan en una noche oscura y luego toman caminos diferentes para ir a su casa. Esperando reencontrarse la mañana siguiente, en este caso, cuando el destino decida juntarlos.

Sé que a pesar de querer al chico, se rehúsa a desarrollar cualquier sentimiento. Elena es de esas que teme apegarse demasiado a las personas para no sufrir, intento hacerlo con Rodrigo y salió perdiendo, y por más que le insistí que se diera una oportunidad, que le diera carta blanca al chico, su respuesta siempre fue un no rotundo.

El tema de Clarisa no pasó desapercibido, a pesar de que Elena solo se comunica con nosotras a través de un aparato tecnológico, pudo notar lo extraña que estaba nuestra alegre rubia, que de alegre perdió todo el concepto. Los exámenes y todos los sucesos de ello, Elena estaba al tanto, así que ahora nos encontramos frente a una farmacia, haciéndonos cargo de un problema donde nuestras manos no deberían entrometerse.

Pero es nuestra prima. Y la familia siempre es más importante, por encima de todo.

- ¿Estas segura que puede ser eso? – Muerdo el interior de mi mejilla, preocupada. Ya tenía mis sospechas pero comprobar si son ciertas, me asusta más que a Clarisa.

- Es obvio, Annie. Las náuseas constantes, sus cambios de humor y su repentino apetito solo puede significar una cosa

- Tal vez es una extraña enfermedad. Digo, ha pasado ya un mes de ello y no he visto un cambio en su cuerpo – Salvo sus caderas. Pienso.

- Te hace falta un poco más de malicia, primita. Acabemos con esto.

Nos bajamos de mi volvo gris –Ya lo extrañaba- de manera dramática, como si se tratase de una película y nos adentramos por los largos pasillos de la farmacia hasta llegar a la zona de medicinas.

Ambas nos miramos entre sí, mandando señales de quien iba a ser la que pidiera la prueba. Con mi mirada le di entender que lo hiciera ella.

Su idea, pues que ella pregunte.

Suspira y carraspea, llamando la atención de la farmacéutica.

- ¿Las puedo ayudar en algo?

- Si. Necesito una prueba de embarazo que sea cien por ciento segura – Dice Elena con extrema seguridad e intimidante.

La farmacéutica arrugo su cara, seguro con mil pensamientos pasando por su cabeza en estos momentos. Tanteo con sus dedos a través de los anaqueles y dio con una pequeña caja rosa y no las entrego aun desconforme.

- Deberían comprar más protección y menos de esto. Niñas tan chiquitas desperdiciando su vida así tan fácil

- Y usted debería trabajar más y hablar menos. Si quiere dar consejos mejor busque trabajo como psicóloga – Gruño. Son molestos esos adultos que creen que pueden meterse y comentar de la vida de un desconocido.

Sin decir una palabra más, ambas nos dimos la vuelta para ir de regreso a casa. El viaje fue relativamente corto y rápido, en cuestión de segundos ya nos encontrábamos aligerando el paso en búsqueda de la susodicha.

Esta soy yoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن