Capítulo 16

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Llevaba ya un rato sentada bajo el árbol pensando. Y llorando también. Se negaba a creerse todo aquello. No podía ser cierto, Pablo no era así. Él la quería y se lo había demostrado. No podía ser cierto todo lo que le contaba Iris.

Estaba muy furiosa. Sabía que a Iris el sentaría mal lo de su nueva relación, pero no se imaginaba que tanto. No podía creerse que después de tanto tiempo sin verse hubieran acabado así.

Entendía que la molestase, pues era como la hermana de Adler. Ella venía preparada a que la sentara mal, ¿pero tanto?

Se acordó entonces de lo que le dijo de Adler. ¿Sería cierto que le pasaba algo? Y si era así, ¿Por qué no la dijo nada?

Estaba muy confusa, no sabía que pensar. No tenía claro nada. Ni si quiera si quería casarse con Pablo. La gustaba mucho, pero tampoco tenía claro si estaba enamorada de él. Al igual que tampoco que hubiera olvidado a Adler.

Adler hizo más por ella que cualquier persona, eso estaba claro. Recordaba como si fuera ayer su primer beso. Cómo reaccionaba cada vez que la veía. Lo borde que era veces, pero luego incapaz de hacerle nada malo. Lo rápido que acudió a curarla cuando aquel SS la dio una paliza por robar una manzana. Fue muy delicado al curarla, a pesar de ser tan grande y parecer tan fuerte y bruto, con ella siempre fue muy delicado.

Con Pablo era diferente. Cuando iban a hacer el amor, si le puede llamar así. La cogía en brazos y la estampaba contra la pared o contra cualquier cosa que pillase. No es que la hiciera daño, pero echaba de menos las caricias que Adler le daba. Pablo conseguía que perdiera el control de su cuerpo muy rápido. Con apenas tocarla ya sentía que explotaría de placer en cualquier momento. Eso con Adler no la pasaba, con él el places iba surgiendo poco a poco. Con Pablo siempre era como con prisas, como si no pudieran demorarse en ello.

Estaba cada vez más confundida. Un ruido detrás de ella la saco de sus pensamientos confusos. Miró hacía atrás, era su hermano. Lógicamente se había enterado de la discusión y venía a apaciguar las cosas, era experto en eso.

-Hola hermana. -La saludó con timidez, eso también era muy propio de él. -He hablado con Iris, y me ha dicho lo que te ha contado...

Laila lo miró con el rostro lleno de lágrimas. No sabía si enfadarse con él o simplemente refugiarse en sus brazos para sentirse mejor. Optó por quedarse donde estaba y no decir palabra.

-Laila... Siento no haberte dicho antes lo de Pablo. Cuando nos marchamos de España lo estabas pasando mal y no creí propio hacértelo pasar aun peor con todo lo que sabía. Con el tiempo, jamás imaginé que volverías de verle...

-Pues te equivocaste... -dijo al fin.

-Sí, me equivoqué y mucho. Pero quiero que sepas, que todo lo que te ha contado Iris es cierto.

Le fulminó con la mirada.

-¿Tú también vas a empezar a hablar pestes de él?

-No... No me malinterpretes. Yo sin duda alguna quiero lo mejor para ti. Y deseo de todo corazón que seas feliz. Si Adler ya no es tu felicidad y por el contrario ahora lo es Pablo, me parece bien. No soy quién para decirte con quien debes estar.

-Entonces, ¿Qué me quieres decir con todo esto? -Ahora ya no hablaba malhumorada ni borde. Sus ánimos iban calmándose. Gabriel siempre lo conseguía.

-Lo que te pido por favor es que tengas cuidado. -se agachó frente a ella y la cogió las manos. -No digo que sea la misma persona que era, igual ha cambiado y si te quiere de verdad. No te mira de la misma forma que lo hacía antes. Pero ten cuidado.

Laila asintió. Gabriel la besó la mejilla y no pudo evitar ponerse a llorar.

-¿Qué te pasa hermana?

-Pues... Que ni si quiera sé si estoy enamora de Pablo, porque, como voy a estarlo si aun pienso mucho en Adler. Noto su ausencia allá donde voy. Y eso con Pablo no me pasa...

-Escucha, ¿Por qué no buscas a Adler, hablas con él y luego decides?

-Por que ni si quiera sé si sigue viviendo en la misma casa... Y cuando vuelva a España empiezo a trabajar, no puedo irme hasta Sevilla para averiguarlo.

-Pues escríbele una carta.

-¿Una carta?

-Claro. Sabes la dirección. Le explicas o cuentas lo que creas conveniente y esperas a ver qué pasa.

No sabía si eso funcionaría, pero su hermano tenía razón. Por lo menos debía hacer algo.

-Laila, -dijo mientras se levantaba.- Un cosa más. Haz caso a Iris, ella le conoce mejor que nadie. Algo le pasaba, intenta contactar con él para saber que era. Igual aun podéis arreglar las cosas.

Al terminar de decir eso se marchó. Dejando Laila sola con sus pensamientos.

Pero que era lo que de verdad quería. No estaba segura de si quería volver con Adler o seguir con Pablo. Adler la trató bastante mal durante un tiempo, hasta que se marchó debido a eso. Y Pablo siempre la había tratado muy bien. Pero si había una razón por la cual Adler se había comportado así, a lo mejor si merecía la pena buscarle. Debía pensarlo bien antes de hacer nada.

Por el momento iría a casa con su familia y le pediría disculpas a Iris.

Cuando llegó a casa, estaban los tres hombres en el salón hablando. Se les veía entretenidos. Pasó sin decir nada, pasando desapercibida. Subió las escaleras y fue al cuarto del bebé. Llamó a la puerta con suavidad, por Dirk estaba dormido, no despertarle.

-Pasa -invitó Iris desde dentro.

Laila entró despacio para no hacer ruido. Pero Iris estaba amamantando a Dirk, o sea que lo de no hacer ruido no la sirvió de mucho.

Iris la miró. No se la veía enfadada, por el contrario estaba muy relajada.

-Vengo a pedirte disculpas. -Siempre la costaba disculparse, pero Iris era su amiga y no quería perderla. Era consciente de que se había pasado y de que se merecía una disculpa. Decidió tragarse su orgullo. -Sé que me he pasado al contestarte tan mal...

-No es necesario que te disculpes.- No la miraba mientras hablaba, solo miraba a su bebé. Le miraba con tanta ternura que Laila envidió no sentir algo así. Aun no había tenido la oportunidad de ser madre, y en el fondo lo deseaba. -Entiendo que te pusieras así. Cuando alguien escoge una nueva pareja no quiere estar equivocada. Pero muchas veces debemos escuchar a los dos. A lo mejor he sido muy brusca al decírtelo así. Pero Laila, solo quiero lo mejor para ti. Nada más. Piensa en todo lo que te he dicho.

Asintió. Con Iris era todo muy fácil. Hacía las cosas muy sencillas, nunca se enfadaba demasiado y siempre estaba dispuesta a escuchar y a aceptar disculpas. La verdad es que era la mejor amiga que podía tener.

Miró como daba el pecho a Dirk. Era una escena muy tierna.

-¿Te duele? -tenía curiosidad de qué se sentía al dar el pecho.

-Es un poco doloroso. Pero esto es vida. La oportunidad de poder dar vida a otro ser solo la tenemos la mujeres. Y es la mejor experiencia que puede sentir cualquier madre. Y sea animal o humana. No puedo explicarte bien lo que se siente, eso es algo que comprobarás tu misma algún día. Y entonces me entenderás y te gustará.

Los días pasaban muy rápido, tanto que apenas se dio cuenta de que ya quedaba nada para volver a España. Despedirse de su hermano y su amiga. De su sobrino adorado y de su padre. Lo que más la dolía era perderse todo el crecimiento de su sobrino.

A su padre no sabía cuando lo vería, pero la consolaba la idea de que estarían en contacto. Aunque también temía que Sandra hiciera algo para que no hablasen nunca más. Esperaba que no fuera así.

Iris empezó a hablar mejor a Pablo. Para lo poco que estarían allí, quería que todo fuera bien y fueran felices. Aunque todos los días hablaba con Laila de Adler.

Mientras tanto, Laila decidió disfrutar de su ultimo día en su lugar favorito en el mundo. No pensó en nada y solo disfrutó de la compañía de su familia.


Amor bajo dictadura (Segunda Parte De Amor En El Infierno) #FBAwards2017जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें