—Y te quedarás a comer. 

Vamos a casa de Tami y antes de que saludar a su familia. Le mando un mensaje a Pili para decirle que me avisen cuando todo esté listo. Les deberé la vida. 

He pasado una tarde muy divertida con la familia de Tami, he olvidado casi por completo a Azul. Y eso por alguna razón, me aterra. Ella ha sido parte importante de este tiempo. Por ella no dejé mis suelos, sin embargo, fue Tami la que vio convertirlos en realidad. Tengo miedo de olvidarla, pero al mismo tiempo, tengo miedo de dejar ir a mi novia. 

Tengo que olvidarla... pero... ¿Cómo?  

—¿Todo bien? 

—Sí... Tami... ahm.. ¿Quieres cenar en mi casa esta noche? 

—Claro —la acerco a mí y le robo un beso. Entrelaza sus dedos por detrás de mi cuello y me pierdo— ¿Acaso estamos celebrando algo? —susurra y mordisquea mi labio. 

¿Por qué con ella me pierdo más fácilmente que cuando estaba con Azul? 

—Es algo muy especial... y no habría pasado de no ser por ti. 

Sonríe y yo la acompaño, le digo que se vista muy linda. Tengo la sensación de que esta noche va a ser muy larga. Me voy de su casa y llego a la mía. Cuando entro, veo que todo está listo. Encuentro un sendero de rosas que conduce hasta... mi cuerpo se tensa de saberlo. Pero... lo que siento es demasiado fuerte, no puedo olvidar a Azul, pero Tami se está ganando un rincón en mi corazón y sensaciones cálidas siento cuando estoy con ella. 

Pasan las horas y por fin llega el momento para la cena, me he puesto unos pantalones de vestir negros, junto con una camisa blanca y una americana negra. Estoy muy ansioso. Escucho el timbre y voy corriendo a la puerta; es entonces cuando veo a una mujer con un vestido rosa y unos tacones del mismo color, se ve tan hermosa. 

—Hola —saluda tímida. Tomo una de sus manos y la llevo a mis labios. 

—Estás hermosa —se sonroja, tan linda. La llevo hacia el jardín y se maravilla de la sorpresa que le doy. Me acerco y la abrazo por la espalda, dejando mis manos en su cintura—. Gracias por estar en mi vida, hace un par de días me notificaron que por fin voy a grabar un disco. Esto no hubiese sido posible si no fuera por ti. 

—No... eres tú el que ha hecho posible esto, tú eres el que tiene magia con las letras, con la música. Lo único que yo hago es apoyarte. 

—Pero me iré a Madrid. 

—No importa. Vas a cumplir tu sueño, eso es lo que más interesa. 

—Gracias amor —beso su cuello— ¿Cenamos? 

A pesar de que estamos cenando... mi mente no deja de pensar en lo que hizo Pili... no sé porqué, pero quiero estar con ella en todos los sentidos. 

—¿Pablo? —susurra— ¿Todo bien?

—Sí... —sonrío— sólo estaba pensando. 

—Si quieres puedo... —me levanto y ella hace lo mismo. Le tomo de la mano y la atraigo a mí para besarla con intensidad. Sus manos descienden hacia mi pecho y yo las dejo caer a su cintura.

—No te vayas.... por favor nunca me faltes.

—Hasta que tú digas... hasta que ya no quieras... yo me quedo —beso cada uno de sus dedos y luego su muñeca. Ella besa mi mejilla hasta llegar a la comisura de la boca. Nos tomamos de las manos y seguimos besándonos, separándonos por momentos para tomar aire. 

Deja mis manos para recorrer mi espalda, su boca abandona mis labios para recorrer la piel de mi cuello y mordisquear el lóbulo de mi oreja. Acaricio su cintura, hasta llegar a sus caderas. Mi corazón late con fuerza. Caminamos lentamente, llegamos al interior de la casa. Una alarma se enciende en mí, no puedo dejarme llevar sin saber si ella lo desea. 

—Ta... Tamara... —susurro. 

—Quiero estar contigo —dice entre besos. 

¿Por qué mi cuerpo pide a gritos que hagamos el amor?

Tira de mi y me pierdo en sus besos, poco a poco me voy dejando llevar.

—Pablo... —susurra— si tú quieres yo...

La miro, ella está dispuesta. Y cree que yo no. Es todo lo contrario y voy a demostrarselo.

—Yo también quiero estar contigo.

Caminamos lentamente hacia mi habitación, el camino de flores hizo que todo fuera más romántico. Entramos y veo todo normal, los recuerdos de aquella noche, la vez que ella fue mía. Siento unas dulces caricias... Sonrío.

Me giro quedando frente a ella y sus manos recorren mi pecho y torso. La respiración se entrecorta y mi corazón va a estallar. Me siento vivo. Las caricias se intensifican. Empiezo a deslizar los tirantes de sus vestido hasta que cae por su piel.

—Eres hermosa —susurro. Beso su cuello y suspira.

—Estamos en desventaja... —me quita la americana y desabotona sensualmente la camisa, hasta dejarme semi desnudos. Nos acariciamos y besamos. Lo que voy sintiendo con ella es cada vez más fuerte e intenso.

Beso su hombro, su clavícula, el valle de sus pechos, recorro cada centímetro de ella hasta perderme. Ella hace la misma acción conmigo y siento que ya no puedo más... Y allí es cuando me doy cuenta.... Esto ya no es sexo ni amigos con derecho. Estamos haciendo el amor.

Estoy enamorado de Tami.

Tú.. tú me das la fuerza que se necesita para no marcharse 
Tú me das amor...me das amor 

¡Hey, Moreno!Where stories live. Discover now