Prólogo

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Termino de escribir mi nota para Pablo. En cuanto levanto la mirada veo a una chica, un poco mayor que yo, melena clara y un poco larga, con una sonrisa amable; ¡No puede ser! se me cae la cara de la vergüenza al ver de quien se trata.

—Así que tú eres Azul —dice sonriente— no sabes cuánto me alegra que seas tú.

—Yo... —contesto nerviosa.

—No te preocupes, Azul, te guardaré el secreto, pero es hora de que se lo digas mi querida Tamara

—Tienes razón, pero espero que no me rechace —sonríe ante mi miedo.

—No lo hará —se marcha dejándome con mil dudas.

¡Hey, Moreno!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora