-¡Nadie aquí está contento con esta mierda!

-Bueno –murmuró Gemma, ahora a punto de echarse a llorar-. Yo… yo lo estaba.

Silencio.

Todos los presentes nos la quedamos mirando sin saber muy bien qué decir. Aunque seguramente los tres pensábamos lo mismo: “Ed, imbécil.”

-Joder –suspiró el pelirrojo.

Se llevó las manos a la cara y apretó con fuerza mientras las deslizaba mejillas abajo-. Lo siento Gemma, de verdad.

-No importa –respondió ella seca.

Di un saltito en la cama para aproximarme más a Louis y apoyé la cabeza en su hombro, mirando al bebé que jugueteaba con sus manos entretenidamente. Sonreí ante su inocencia sin dejar de escuchar la conversación entre Gemma y Ed.

-Ven aquí –el primo de Louis extendió sus brazos y envolvió a mi hermana en un cálido abrazo en forma de disculpa, en el cual ella no pudo evitar responderle-. Lo siento, guapa. Es que, sabes de sobras que yo no tengo paciencia y además los niños se me dan de pena. No sabría cómo cuidarlo, Gemma, no sabría.

-Pero no era necesario decir que era “un error” –masculló ella.

Miré hacia arriba y vi como se mecían de un lado a otro tiernamente.

-Lo sé y me arrepiento de haberlo dicho. Nada de esto es un error, cariño. Haré lo que quieras para ser un buen padre, me compraré un estúpido libro de esos para aprender a cuidar de un niño y me lo aprenderé de derecho y del revés si es lo que quieres.

Ella se rió al imaginárselo y tanto Louis como yo sonreímos alegremente.

-Eddie –gemí dramáticamente-, no me sustituyas. ¡Yo soy tu niño!

Él me miró con cara de póquer y me reí al mismo tiempo que me echaba hacia atrás en la cama y me escondía detrás de mi novio.

-Tú cállate, niño, o te pegaré una hostia que te pondré los dientes de visera –me amenazó.

-¡No toques a mi chico! –Louis sujetó al bebé con fuerza entre sus brazos y éste rio, luego se echó hacia atrás quedando tumbando a mi lado y puso al bebé entre nosotros-. No toques a mis bebés.

-Joder, qué cursis que sois –Gemma rodó los ojos y se separó de Ed-. Los tres, los tres sois unos cursis de primera.

-Yo no soy cursi –protestó el pelirrojo.

-No, en absoluto –me reí y él me dedicó una mirada asesina.

Mi hermana se acercó a Louis y a mí y agarró a la criatura de entre nuestros cuerpos, haciendo que Louis fingiera estar dolido. Ya de paso agarró las chocolatinas que Ed le había traído anteriormente y, con una sonrisa tonta en sus labios, se fue de la habitación, seguida por el futuro padre de su hijo.

-Harry –susurró mi chico apegándose a mí-. Estoy embarazado.

Me reí por lo bajo y rápidamente enrosqué mis brazos alrededor de su cuello para juntar nuestras frentes.

-Siempre pensé que tú eras el hombre en nuestra relación, Lou.

Él puso cara pensativa.

-Hm, cierto… Harry, estás embarazado.

Volví a reír y él me imitó, achinando los ojos y marcando aquellas arruguitas en sus lados, haciéndole parecer mucho más adorable de lo que ya era.

-¿Crees que eso es posible?

Sus ojos viajaron hacia nuestras manos que jugueteaban entre ellas, enredando los dedos tiernamente de una manera casi imposible.

East Of Heaven ~ Larry StylinsonWhere stories live. Discover now