¡Mi amado esposo!-Final

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¿Nervioso? Sí.

Muevo mi camiseta queriendo refrescarme un poco, me encuentro al aire libre y no está haciendo realmente mucho calor, pero siento que me estoy asfixiando dentro de mi ropa. Tomo aire nervioso mirando para todos lados, examinando cada rincón como si fuese a ocurrir algo inesperado. 

Doy vueltas sobre mis talones de manera incesante desesperada, esperando a que mi dulce ángel aparezca en algún lugar con su brillante sonrisa. Las personas me miran un poco curiosas por mi extraño comportamiento pero no le doy importancia, mi mente se reduce a una sola persona que me ha vuelto un loco enamorado.

Todavía parece un sueño lo ocurrido entre nosotros.

Después de lo ocurrido en el aeropuerto, sí, cuando vomite sobre él, fuimos al baño a limpiarnos con Heechul tras nosotros recriminándome lo idiota y mal bebedor que era. Pero lo importante en medio de todo aquello, fue que Ryeowook se quedó conmigo, aunque perdió el contrato en Busan.

Acaricio mis cabellos tratando de calmar un poco los nervios que amenazan con comerme vivo aquí mismo. En medio de mi espera me dejo llevar por mi mente a las cientos de escenas de la cita maravillosa que voy a vivir el día de hoy junto a Ryeowook. A pesar de llevar tanto tiempo juntos, cada día parece la primera vez que me enamoro. Sus defectos me atraen como un imán -exceptuando un poco su obsesión por el sexo- y sé que el siente lo mismo por mí. 

Pero hoy no es un día cualquiera, ni una cita cualquiera. Hoy es nuestro aniversario de novios. Sí, aniversario. Como leíste.

Aprieto ligeramente la caja que reposa dentro del bolsillo de mi pantalón. Tiene que salir perfecto. Debe ser un día perfecto. He meditado este asunto con mi almohada y con Heechul, y he tomado una firme decisión.  ¿Qué si es apresurado? Puede ser, pero no me importa. Nada quiero más que estar junto a él y ofrecerle lo que hasta el momento nadie ha hecho.

Unir nuestras vidas por completo suena maravilloso, además nada quiero más que estar junto a él, cuidarlo y cerciorarme de que nada le haga falta. 

De pronto el contacto con otra piel me trae de regreso a la realidad. Aquella mano se entrelaza con la mía suavemente, en un gesto de cariño y amor.  Me dejo perder en aquella piel suave y tersa que se acaricia con la mía como si danzaran, el cosquilleo que recorre mi cuerpo es exquisito. Siento un beso en mi mejilla y ladeo mi rostro encontrándome con unas orbes color ámbar que me enloquecen. Mi perdición.

— ¿Qué haremos primero? —Dice ronroneando contra mi oreja. Poco le importa que alguien nos esté observando.

Su cálido aliento eriza mi piel a lo que él sonríe por mi reacción. Sabe que me tiene en sus manos, sabe que soy su esclavo y estoy dispuesto a hacerlo todo por él. Me mira con sus ojos brillantes, expectantes por nuestro destino.

— Lo que quieras, bebé. — Digo dejando un beso en su hermosa mejilla, suelta una risita alegre. Música para mis oídos.

Sus delgados brazos se cierran en mi cuello y besa la punta de mi nariz, se aparta mirándome a los ojos de esa manera que me enloquece. Sé lo que quiere y no se lo voy a negar.  Me acercó a su boca y uno nuestros labios con ternura. Hace un día que no nos vemos y lo he sentido como una eternidad. Me he vuelto dependiente de sus besos, de su voz, de sus caricias, de todo lo que él es. Lo necesito para no morir.

Sus manos se pasean por mis mejillas y descienden por mi cuello buscando rastro de algo que él no haya hecho, en medio de nuestro beso sonrío por su actitud infantil. Acaricias mis cabellos y se niega a separarse de mis labios, sediento, necesitado de mí. Cuando el aire empieza a hacer falta nos apartamos. Ensimismado observo como arruga su nariz mirando para todo lado un poco molesto.

Locuras de amorWhere stories live. Discover now