→Notes

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Harley's P.O.V:

La mujer morena, que suponía era alguna secretaria del lugar, me llevó a la que sería mí nueva oficina. No era muy grande pero tampoco era tan pequeña. Era justo lo que necesitaba. Éste ya era mi segundo día aquí, y hasta ahora, todo parecía estar bien.

—Bueno, Harleen... —La interrumpí.

—Puede decirme Harley, todos lo hacen —Murmuré un tanto apenada por haberla interrumpido.

—Bueno, Harley, como decía, si necesitas algo o tienes algún problema, no dudes en buscarme en el segundo piso, soy Johan —Asentí mientras agradecía mirando nuevamente toda mi oficina y ella pasó a retirarse.

En mi escritorio, ya se encontraban algunos documentos pertenecientes a algunos de los pacientes. Justo cuando iba a tomar los documentos, noté un jarrón en una esquina del escritorio.
Éste tenía una rosa y una pequeña nota.

Ven a verme alguna vez. -J

¿J? ¿Qué significaba esa J o quién era? Tomé la rosa entre mis manos, haciendo que algunas de sus espinas se enterraran en mis dedos y que éstos comenzaran a sangrar levemente. Miré con atención la nota, tratando de encontrar una pista. Después de un rato me rendí. Dejé la rosa sobre el jarrón y la nota en la mesa, dirigiéndome nuevamente a los documentos para luego comenzar a revisarlos.

—Alice Dollhanger... Dieciséis años... Dylan Johnes... Cuarenta años... Joke- —Paré de leer en voz alta cuando me di cuenta de que el hombre de la foto era el mismo que vi más tarde en el pasillo. Mismo cabello verde y ojos oscuros. ¡Ajá! J de Joker, por supuesto. Ahora todo tenía sentido.

Salí de mi oficina y caminé rápidamente por los pasillos, tratando de no mirar mucho a las personas detrás de las celdas. Pero era casi imposible, todos tenían una mirada que te intimidaba, otras que te causaban escalofríos y otras que te hacía tener lástima por ellos de inmediato. Era extraño, pero debía acostumbrarme ya que aquí, nunca sabré cuando un psicópata estará sentado a mi lado. Al llegar al que parecía ser el pasillo correcto, miré con atención las celdas hasta que di con una cabellera verde.

—¿Sabe usted cómo llegó esto a mi oficina? —Pregunté arqueando una ceja y enseñándole la nota. Él se encontraba acostado en la pequeña camilla de la celda. Y además, sin camisa. Hice lo posible por mantener mi mirada seria y dirigida a su cara y no más abajo, pero por lo que pude ver, tenía varios tatuajes en su abdomen.

—Yo lo puse ahí —Afirmó con una sonrisa con suficiencia. Su voz era grave, con ella podría intimidar a cualquiera si se lo propusiera.

—Estoy segura de que a los guardianes les gustaría saber que hacías fuera de tu celda —Me crucé de brazos. Él rió.

—Si realmente fueras a decirles ya lo hubieras hecho —Se levantó de un salto de la camilla y se acercó más a los tubos de las celdas, haciendo que me sobresaltara y por reflejo retrocediera— ¿Sabes, lindura? Me gustó lo que oí de ti, sobre todo tú nombre, Harleen Quinzel —Cuando pronunció mi nombre, lo hizo con una voz más ronca. Sabía que era una clase de truco.— Si lo modificamos, tendríamos Harley Quinn.

Él puso cada mano alrededor de sus ojos formando alguna especie de lentes con ellas.

—Lo sé, suena como el payaso arlequín, me lo han dicho antes.

—Es un nombre que podría causarme una sonrisa —Dijo con un tono diferente. Está vez parecía un tipo de indirecta.

Lo miré sin expresión alguna una ultima vez para luego comenzar a caminar nuevamente por el pasillo. Hasta que su voz me detuvo.

—Suena como el nombre de alguien que me podría escuchar y le podría contar todos mis secretos —Escuché que decía a lo lejos. Suspire y lo pensé dos veces antes de regresar con él.

Y si no hubiera regresado a él, tal vez me hubiera perdido de muchas cosas maravillosas. Pero sólo tal vez

Mad love » Harley & JokerWhere stories live. Discover now