Capítulo 3

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Hela

—Esto es increíble —murmura la señorita Volkòva a través del cristal, me remuevo un poco incómoda y trago saliva con fuerza. —No te remuevas, Hela, quiero asegurarme de que lo que veo es de verdad.

—¿Qué está pasando? —pregunta mi padre, quiero volver a moverme pero no lo hago, no quiero que esa mujer se cabree, y menos conmigo.

—Es magnífico —lo ignora. —Su cuerpo ha creado una barrera de protección, todo su cuerpo tiene una especie de aura azul bajo su piel, como una capa protectora. Sobre todo en su cerebro, al color es más fuerte.

—¿Eso qué quiere decir? ¿Es bueno?

—Eso es buenísimo, Rollo —dice Volkòva. —Quiere decir que el suero está listo para usarlo con los demás, serán imparables. Tu hija es prácticamente un escudo humano, nada puede dañarla —dice. —Hela ya puedes salir y levantarte, pero despacio.

Le hago caso, salgo del tubo grande donde estaba metida con cuidado, Megara se me acerca y me sonríe, tendiéndome una mano para ayudarme a levantarme.

—¿Estás bien? —asiento. —¿Estás segura, Hela? —vuelvo a asentir.

—Hela, ven conmigo —la señorita Volkòva se acerca a mí y me tiende su mano, la miro algo dudosa pero al final termino cediendo y dejando que su mano agarre la mía. Tira de mí y me sienta en la silla en la que me inyectaron el suero el otro día, pero esta vez no me atan —Estira tu mano. —le hago caso, ella agarra un cuchillo afilado y yo aparto mi mano con rapidez y me levanto de la silla.

—Ekaterina, ¿Qué te crees que estás haciendo? —pregunta mi padre acercándose.

—Tan sólo quiero comprobar una cosa —dice, agarra mi muñeca y desliza el filo del cuchillo por mi palma. La quemazón aparece rápidamente, gimo de dolor e intento apartar su mano de mí pero no puedo, ella me agarra con fuerza y observa cómo la sangre se desliza por mi mano, las gotas caen al suelo. Me sorprendo del color.

Son gotas azules.

—¿Qué demonios? —murmura Megara a mi lado, mi padre aparece al otro lado, sorprendido.

—Joder —murmura él. —¿Te estás dando cuenta de lo que esto significa? —le pregunta a la científica, ella sonríe.

—Seremos indestructibles —afirma, vuelvo a mirar mi mano, jadeo cuando ya no hay ninguna herida. —Regeneración, el tejido se regenera con rapidez.

—Increíble —murmura mi progenitor, Volkòva suelta mi muñeca para que mi padre la agarre y observe la palma de mi mano, no hay ninguna marca, no hay nada que demuestre que hacen unos minutos había una larga raja en la palma de mi mano.

—Debemos de empezar pronto con los demás, cuanto antes se les suministre el suero antes se le podrá enseñar a controlar los poderes que conllevan. —frunzo el ceño.

—¿Poderes? —ella sonríe con ironía.

—¿Te crees que sólo queríamos que tu cuerpo fuera una especie de escudo humano? Vuestras capacidades se han desarrollado, cuando el suero haga el efecto completo en ti comenzarás a desarrollarlos. Poco a poco.

—¿No es mucho sólo para una persona? Es decir, Hela apenas y cumple hoy los dieciocho, puede que sea muy joven y esté muy descontrolada para tanta responsabilidad y tanto poder —mi progenitor niega con la cabeza.

—Ella sabrá controlarlos, lleva toda su vida con este tipo de capacidades, Megara.

—No lleva toda su vida, padre —él carraspea. —General —se corrige a sí misma. —Desde los cinco tiene las capacidades —mi padre se ríe.

BELLEZA MORTAL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora