Cap 1

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—¡Esto pesa mucho! —Grite histérica cuando me di de cuenta de que, no podría sola con la última caja que debía subir al pequeño apartamento que rente temporalmente.

Las cañerías de los dormitorios de la universidad habían inundado la mayor parte de estos, imposibilitándonos vivir en ellos por unos largos meses, en los cuales tendré que vivir en un cochambroso apartamento que está a una hora andado de la universidad.

Por milésima vez intente levantar la pesada caja, pero mi casi inexistente fuerza me lo impidió.

Cansada me senté en el suelo mientras reposaba mi espalda en dicha caja.

Empezaba a odiar todos mis trastos.

Intente llamar a unos cuantos amigos para que me ayudaran, pero supuestamente estaban ocupados.

Cansada y con bastante hambre, me levanté y comencé a andar hacia la tienda veinticuatro horas que había enfrente del destartalado complejo de apartamentos. Estaba a punto de entrar, cuando un chico con una cabeza de conejo comenzó a andar hacia el edificio, se detuvo delante de mí caja y comenzó a mirar a los lados.

Preocupada de que me pudiera robar, deje de lado el hecho de que el estómago me rugía y me encamine rápidamente hacia el chico.

—Hm... ¿Necesitas algo? —Dio un pequeño brinco en el sitio y se giró rápidamente para mirarme, o eso supuse, no podía ver sus ojos.

—¿Es tuyo? —Preguntó señalando a la caja. Asentí levemente—Oh, eres mi vecina —En cuanto dijo eso se dio la vuelta y comenzó a andar hacia la entrada del edificio.

—¡ESPERA! —Grite cuando me di de cuenta de que él podría echarme una mano con la dichosa caja. Se giro—¿Puedes ayudarme? —De nuevo se acercó a mí.

—¿Con que?

—La caja pesa mucho para mí... ¿Podrías subirla por mí? —No dijo nada. Se agacho y cogió la caja como si de una pluma se tártara. Como una tonta lo seguí hasta que paro delante de mi puerta.

Abrí esta y entro hasta el salón donde dejo la caja—¡Gracias! Me has salvado. No tengo mucha cosa... pero ¿Quieres algo de beber como agradecimiento?

—No hace falta. Adiós —Sin darme tiempo a nada más, se fue y se metió en su apartamento.

Que chico más raro...

Cuando por fin tuve más o menos despejado el salón, me acerqué a la nevera y comencé a mirar que tenía. Si no fuera que es un electrodoméstico se oirían grillos, se me olvido comprar comida.

Dando un fuerte suspiro cogí las llaves y bajé a la tienda de abajo. Por hoy compraría algo rápido de preparar y mañana me surtiría con comida consistente.

Estaba mirando por los estantes, cuando vi una figura con forma de conejo de chocolate, recordé al chico de al lado y que debía agradecerle de alguna forma, así que cogí la figura y un paquete de comida para recalentar, lo pagué y corrí al edificio.

Cuando llegue a la planta me di de cuenta de que, aunque fuera mi vecino tenida dos opciones. Llame a una de ellas y salió un chico rechoncho, definitivamente él no era.

—Lo siento me confundí —Me miro con mala cara y me cerró la puerta en las narices.

Di un fuerte suspiro y camine hasta la otra puerta, llame y escuche ruidos detrás de esta.

—Tú —Dijo cuando me vio.

Yo simplemente no podía hablar, me había quedado estática, tenía puesto un pijama de conejitos y aun llevaba la cabeza de conejo. Cuando por fin Salí de mi trance en el cual, lo veía saltando como un conejo con una zanahoria en la boca, en unas verdes praderas le tendí la figurita de chocolate, la cual estaba ya a medio derretir—¿Qué es eso? —No sé si me miraba a mi o a la figurita que tenía ya una extraña forma. Maldito calor.

—Se supone que era una figura con forma de conejo...se derritió, pero igual se puede comer, ten, es como agradecimiento por la caja —Rápidamente cogió la extraña forma de chocolate que tenía en la mano y comenzó a abrirla, partió un cacho y estaba a punto de levantarse la cabeza de conejo cuando de golpe paro.

—Gracias —Dicho esto, me cerró la puerta en las narices tal como hizo el otro.



Mi extraño vecino el Sr. Conejo (GD) ✓Where stories live. Discover now