¿El? Un pelirrojo tímido que ama expresar sus más cálidas y profundas sensaciones mediante la pintura.
¿Ella? Una rubia con complejo de BeeQueen que disfruta la moda y el sentirse superior a los demás.
Estos dos chicos se odiaban a morir, pero una...
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-¡Sabrina no lo comprendes!, ella es mi ejemplo a seguir y hoy en la noche llega. ¡Debo lucir perfecta!-
El par de amigas entraban a su salón mientras los tacones de la rubia resonaban en todo el lugar. Sabrina tomó asiento y sacó su iPad.
-Pero Chloe, sigo sin comprender. La cena en honor a el aniversario de Ladybug salvando a París es en dos semanas- La pelirroja acomodó sus gafas y le extendio el aparato a la rubia, aunque esta la estuviera ignorando por completo.
-Sabes que, olvidalo, sujeta mi bolso, alguien que si me entendera va entrando- la ojiazul dejo todas sus cosas en la mesa y corrió para saltar a los brazos del rubio de ojos esmeralda. Este la alejó de golpe. -Adrikins, ¿vendrás hoy a la cena?. Hay un lugar especial para ti y tu padre-
-Por supuesto, Chloe. ¿Quien diría que después de siete años volvería-
-Lo se, estoy tan ansiosa. Debemos dar una buena impresión- Ella se aferró al brazo del chico. El no se pudo negar a tal gesto, se dio cuenta que por primera vez en años sus palabras eran sinceras.
-Por supuesto. Chlo- le dio una palmadita en la cabeza.
Miss Mendeleiv no tardó en entrar al aula donde rápidamente comenzó a dar las clases. Clases las cual Chloe ignoraba por no apartar su vista del rubio. Cada día le facinaba más, era su chico perfecto y ese día era la mejor ocasión para confesarse. Anteriormente ya le había dicho sobre sus sentimientos, aunque este nunca la había tomado enserio, pero en ese momento sintió una conexión con ese chico. Era obvio, Status, familias, conocidos, dinero, guapura, y amistad de años... ¡La pareja perfecta! O al menos eso quería ella pensar.
Desvió un poco sus pensamientos al notar que su chico soñado sonreía de forma amable, sincera y cariñosa a alguien mas que no era ella.
-Marinette...- carraspeo sus dientes. Esa chica es la que le quita toda la atención prácticamente de todos en el salón. Desde que aquella pelinegra había aparecido, Chloe la sentía como una piedra en el zapato. Lo tenía todo sin hacer ni un sólo movimiento, simplemente ella tenía la suerte de su lado y ni siquiera se daba cuenta. Eso fastidiaba a la rubia, por eso era su blanco para las mejores burlas. Sólo fastidiandola se sentía mejor o superior que ella por un instante.
El timbre sono. La clases habían finalizado.
-Chloe nos vemos al rato- Adrien le guiño el ojo a la rubia y salió del salón junto a Nino. Chloe sonrió victoriosa, definitivamente era su oportunidad con aquel modelo.
-Sabrina, hoy debo impresionar a todos, ¿Entiendes? Manos a la obra- La diva le extendio su bolso a Sabrina y dio un giro brusco chocando y cayendo encima de algo... o mejor dicho alguien.
-Ugh!- Se quejó Chloe al ver de quien se trataba.
-Yo tampoco estoy muy cómodo, diva. Así que porfavor te puedes quitar- Aquel chico contestó con tono arrogante, simplemente no podía bajar la guardia frente a la chica que lo fastidiaba a todas horas de todos los días del maldito año. Ella se levantó, claro no por cuenta propia, Sabrina la tuvo que ayudarla a levantarse. -Por supuesto la princesa no se puede levantar sola- Dijo Nathanael tambien poniendose de pie, Chloe le hizo señas a Sabrina para que le pasará la libreta del chico, la cual despues de el choque habia quedado en el suelo. -¡Ey no abras eso!- Comentó mientras se lo trataba de arrebatar y sus mejillas se tornaban rojizas. Sabrina se interpuso entre el y su amiga.
