23. Intentaba lo imposible.

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Lea reaccionó, comenzando a correr nuevamente hacia la habitación, escuchando detrás los sonidos del forcejeo de los dos.

La habitación estaba casi vacía, a excepción de una enfermera que anotaba cosas sobre una planilla. El cuerpo de Steve Rogers permanecía sobre la camilla blanca, sus brazos estirados a sus lados, su piel totalmente pálida por la pérdida de sangre.

Gritó, sentía el dolor recorrer desde el centro de su pecho hasta las puntas de sus dedos.

Aquello era perder a alguien siendo una humana, uno de los peores dolores que alguien podría llegar a sentir jamás, y lo experimentaba por primera vez.

Se abalanzó sobre el cuerpo e intentó abrazarlo mientras las lágrimas caían mojando el rostro de él.

—¡Steve, por favor!— gritó frustrada, viendo las distintas heridas sobre su piel.

Tomó las manos del hombre e intentó concentrarse, intentando traer de vuelta su alma a la vida, pero no podía hacerlo, no conseguía ver lo que necesitaba

—¡Lea!— gritó Tony detrás de ella.

Abrazó con fuerza el cuerpo de Steve y los transportó lejos de ahí.

Un grito llenó la habitación, Karen Page se levantó del asiento y dio pasos hacia atrás hasta chocar contra la pared detrás de ella.

—necesito ayuda.— dijo Lea, pasando una mano por la mejilla de Steve Rogers.

Su cuerpo permanecía ahora sobre el suelo de madera de la rubia, e intentaba levantarlo para poder abrazarlo.

—no... No puedo— Karen negó con la cabeza y cerró los ojos con fuerza —. No puedo ayudarte, está muerto.

—no tengo donde ir, necesito ayuda.— empezó, sollozando y soltando lagrimas sin parar.

Su mente no lograba concentrarse para traerlo de vuelta, y aunque lo intentara, no estaba segura de si el Universo pudiera permitírselo.

Claro, era su poder, era con lo que había sido creada, pero ahora todo lo que hiciera iba en contra del Universo, y eso podría significar enormes problemas a la hora de intentarlo.

Karen llevó su mano temblorosa a sus labios y soltó un sollozo mientras apoyaba su cabeza contra la pared con miedo.

La pobre rubia había visto en pocos días demasiadas cosas, y ahora ella aparecía con el cuerpo muerto de Rogers en el suelo de su departamento pidiendo una ayuda que ella no podía brindar.

Lea soltó un sollozo, que pareció un grito a la vez, y abrazó el cuerpo de Steve contra el de ella. Pasó una mano por su pálida mejilla, manchando sus dedos con sangre.

Llevó su mano a su pecho, dolida, enojada, cansada. Quiso volver a gritar pero mordió sus labios mientras veía a la rubia llorar en silencio.

Sin pensarlo, llevó su mano a su cuello, dando con el collar que T'Challa le había dado cuando habían firmado.

Desesperada, se lo arrancó con una mano y lo miró con atención. Aquello podía ser la respuesta a todo, y a la vez, podía ser su fin, si T'Challa finalmente no estaba de acuerdo después de todo lo ocurrido, y si tan sólo repudiara la idea de ayudarla después de que ella había traicionado a todos.

Miró una última vez a Karen antes de hacerlos desaparecer a ambos, apareciendo en el bosque al que una vez llegó a la tierra. Las hojas ahora eran de una tonada amarillenta a su alrededor, cada vez más oscuras, caían con lentitud hacia el suelo con el viento que soplaba.

Presionó el pequeño botón, y su palma se iluminó en un blanco parpadeante. Cerró la mano en un puño y abrazó a Steve Rogers con fuerza, como si aquello simplemente sirviera para traerlo de vuelta.

Lloró durante varios minutos con su cabeza apoyada contra el pecho del rubio, no supo cuanto, pero cuando sintió unas manos sobre su espalda, había creído que pasaron horas en las que sólo había podido sufrir.

T'Challa la miraba con dolor en su rostro, y un par de hombres se acercaron a cargar a Rogers. Una nave negra de alta tecnología se encontraba a un par de metros con la compuerta abierta.

Lea no soltó la mano de Steve mientras era transportado entre los dos hombres.

Ya dentro de la nave volvió a abrazarlo, cerrando los ojos con fuerza para poder intentar traerlo de vuelta, pero no era consciente de la pequeña gota de sangre que escapaba de su nariz.

Cuando menos pudo darse cuenta, otra vez llevaban el cuerpo de Steve entre enormes pasillos con ventanales, aunque no podía ver más allá de ellos, la niebla tapaba absolutamente todo.

Lo dejaron sobre una camilla blanca, en una habitación enorme llena de aparatos que desconocía totalmente.

—¿Lea?— T'Challa preguntó colocándose cerca de ella.

—necesito traerlo de vuelta.— susurró acomodándose al lado de Rogers, colocando ambas manos sobre su pecho, sin sentir ni su respiración, ni los latidos de su corazón.

Eso la desesperaba, el simple hecho de no sentirlo la estaba matando.

Soltó un sollozo e intentó acercarse más. Sus labios temblaban mientras susurraba palabras que T'Challa no llegaba a escuchar. Caminó un par de pasos en silencio y con elegancia antes de colocarse en el otro lado, observando el rostro de la muchacha mientras intentaba lo imposible.

Una gota de sangre caía sobre sus labios desde su nariz, manchando su pálido rostro. Sus mejillas estaban rojas mientras fijaba su vista en Steve.

—Lea.— volvió a hablar, pero ella negó con la cabeza.

—te amo, Steve. Por favor, necesito que abras los ojos— T'Challa suspiró, no sabía que debía decirle a la muchacha que ya lo había perdido todo —. Nadie puede apartarte de mi y de Tierra— volvió a mirarla atentamente, sus labios manchados en su propia sangre mientras continuaba —, ni si quiera el Universo es capaz de alejarte de tu verdadero destino.

Y como si aquellas palabras hubieran sido todo lo que se necesitaba, las manos de Lea parecieron iluminarse en un blanco opaco.

T'Challa contuvo la respiración mientras la muchacha deslizaba sus manos por el pecho del rubio, hasta subir a sus mejillas.

Sus movimientos eran con una calma increíble, con decisión a la vez. Podía notar el amor que ella le tenía en sus ojos y su manera de tomarlo entre sus brazos como su fuera lo único que necesitaba.

La muchacha estaba tan concentrada en intentar algo imposible que no reaccionaba a la sangre que ya caía de su rostro manchando aún más el traje de Steve Rogers.

Muy en el fondo, sabía que aquello era porque estaba luchando contra el mismísimo Universo para traer de vuelta al Capitán América, pero por otra parte, pensaba que la muchacha realmente no podría traerlo de vuelta, y se estaba exigiendo más de lo que podía.

Pero guardó silencio hasta que ella besó los labios del rubio con delicadeza. Al alejarse, inspiró por la boca y simplemente se desmayó sobre el suelo.

T'Challa corrió hacia ella y la levantó del suelo con rapidez, cargando su cuerpo entre sus brazos para llevarla a otra camilla.

Pero lo que nadie se había dado cuenta en la habitación era que la última respiración de Lea antes de desmayarse, había sido la primera de Steve Rogers antes de despertarse.

Daughter Of The War. [Steve Rogers]Where stories live. Discover now