22. Tengo que intentarlo.

Comenzar desde el principio
                                    

—fue un error, ¿si?— el morocho  se giró, mirando a ambos —Todavía no lo entiendo, parecía tan distraído, como si su mente estuviera en otro lugar.

—¿cómo es que estaba distraído?— Sharon preguntó con la voz cortada.

—no lo sé, sus golpes eran tontos, casi sin sentidos— negó con la cabeza —. Casi no se defendía.

Visión no puedo aguantarlo más. Escuchar la muerte de un compañero, mezclada con la Gema que parecía querer explotar sobre su cabeza lo estaba matando.

Se alejó de ambos en silencio, mientras Sharon rompía en llanto, abrazandose a Tony que no quería recibirla.

Podía sentir el aire a su alrededor más extraño, hasta él mismo parecía extraño. Miró a su alrededor, y fijó su vista a través de una de las paredes grises del lugar.

Era extraño que nadie sintiera lo mismo que él, porque Visión lo notaba con claridad.

Le molestaba el hecho de no hacer nada cuando sentía todo desmoronarse, y sin pensarlo dos veces, traspasó las paredes de la central y huyó.

————————————

Lea observaba a Natasha con duda. La pelirroja mantenía una expresión asustada, y casi podía jurar que iba a llorar. Pero la gran Viuda Negra no lloraba, o eso creía. Debía ser algo grave si se encontraba de aquella forma.

—¿Tasha?— se levantó de la cama a lo que la pelirroja cerró la laptop con desesperación.

—tengo que decirte algo.— susurró.

Lea se quedó en su misma posición, de pie, mirándola dudar sobre lo que iba a hacer. No creía que nada pudiera ser tan malo, así que sólo se cruzó de brazos esperando las palabras de la mujer.

—yo... Tengo que pedirte que no hagas estupideces.— comentó, acomodándose sobre su asiento.

—¿qué está pasando?— su voz había cambiado, se podía sentir su miedo en su tono.

—Lea... Steve... Está muerto.

Lea quiso reírse, la Viuda Negra tenía una extraña expresión en su cara, pero no podía creer aquellas palabras. Steve no podía estar muerto.

Sonrió levemente y negó con la cabeza.

—Natasha, enserio, ¿pasó algo?

—Lea...

La muchacha quitó su sonrisa, y una arruga se formó entre sus cejas, abrió los labios para decir algo, pero un sollozo escapó rápidamente.

Caminó los últimos pasos que la separaban y tomó la computadora, empujando a Natasha de su lugar sin darse cuenta.

La pelirroja le permitió ver las cámaras, donde ahora se veía a T'Challa entrando a la enfermería, dejando el cuerpo desangrado de Steve Rogers. Las enfermeras corrían a su alrededor, conectando máquinas, cables y poniendo distintos líquidos sobre su sangre, pero Rogers no respondía.

Llevó una mano a sus labios mientras las lágrimas se escapaban con desesperación de sus ojos.

Un fuerte dolor recorrió su cuerpo con una rapidez que jamás creyó real. Pasó por cada músculo, cada hueso y nervio de su interior, y se quedó en su cuerpo, como si fuera agua y no pudiera secarla, aunque jamás lo haría.

Sintió sus ojos arder, y sus manos temblar con una fuerza increíble. Sus piernas no la podían seguir manteniendo mucho más, y su corazón humano, quería dejar de latir para no sentir tanto dolor.

—por favor, Lea. No podemos volver ahí...

—tengo que ir por él— susurró caminando un par de pasos hacia atrás mientras veía a T'Challa dejando el lugar —. No puedo dejarlo.

—no podemos volver— Natasha se levantó e intentó tomarla del brazo, pero ella se alejó —. Van a atraparlos ni bien pongamos un pie ahí.

—pero... Pero...

—no podemos hacer nada.

—no puedo dejarlo, Tasha. Tengo que estar ahí.— susurró. Sus ojos se encontraban rojos, con lagrimas cayendo con rapidez.

—por favor, quiero que pienses bien lo que vas a hacer.

—no necesito pensarlo— susurró, sus labios temblando —, tengo que estar ahí, tengo que intentarlo.

—no podemos hacer nada por él, lo único que deberíamos hacer es mantenernos ocultas— la muchacha negó con la cabeza y Natasha continuó —. Steve hubiera querido que te alejarse de todo eso, a pesar de lo que pudiera ocurrir.

—aunque lo intentara, no podría.— las lágrimas seguían cayendo y la pelirroja no podía evitar sentirse aún peor.

—no...— empezó, pero Lea parecía no escucharla —¡Lea no!— Natasha gritó, pero era muy tarde, la muchacha había desaparecido ante sus ojos, dejando un extraño vacío en el aire.

Suspiró frustrada antes de tomar las cosas que le pertenecían con mucha ira recorriendo su cuerpo. Se fue del pequeño departamento sin decir nada a nadie y sin dejar ningún rastro.

No podía seguir cuidando de todos, era momento de cuidarse a ella misma.

Daughter Of The War. [Steve Rogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora